Este jueves 21 de marzo de 2024 Carles Puigdemont, presidente de la Generalitat en el exilio, cambiará el transcurso de la historia definitivamente. Con toda probabilidad anunciará en Elna su retorno a Catalunya como candidato de Junts a las elecciones a la presidencia del país. Un hito histórico marcado por la ley de amnistía, de la que es impulsor y artífice, y que se ha precipitado de manera abrupta por|para la convocatoria de Pere Aragonès de nuevos comicios. La tramitación de la ley, obstaculizada por la derecha españolista, no podrá evitar que Puigdemont vuelva a Barcelona y a la lucha democrática. Nos esperan días apasionantes. Pilar Rahola, consciente de la trascendencia de todo, ofrece un análisis muy necesario en el 'Palabra de Rahola'.
La escritora responde los interrogantes que muchos tienen en la cabeza: "¿Qué significará el retorno del president? Él ya ha dejado muy claro que piensa estar en el debate de investidura, sea él, sea otra persona, aquel que consiga los votos para poder ser investido". Una decisión no exenta de riesgos, que asumirá "pase lo que pase. Obviamente, también implica la posibilidad de la detención". Después de "12 años de movilizaciones, después de la grande gesta del 1 de octubre, después de 6 años de exilio luchando por mantener los derechos catalanes y la causa catalana en toda Europa, de ganar en diferentes frentes judiciales e internacionalmente", tenemos la guinda: la vuelta a casa. Pero no para hacer turismo, "para ir a ver la Moreneta o pasearse por la plaza de Catalunya". Ni mucho menos.
Puigdemont "Vuelve para cambiar el paradigma. Lo quiere plantear en términos de plebiscito: no es un debate, no son unas elecciones autonómicas, a ver quién se queda este gobierno de pacotilla, sino que son unas elecciones entre las posiciones de Catalunya". La polarización, efectivamente. La independencia y el autonomismo. O, cosa que es equivalente: "Una polaridad entre él mismo y Salvador Illa, porque uno representará el máximo liderazgo del independentismo y el otro el máximo liderazgo antiindependentista del españolismo". Un Illa del cual Pilar Rahola recuerda que "hasta el último minuto ha estado en contra de la amnistía". Por lo tanto, el combate ideológico es de primer orden, "de enorme importancia histórica, indiscutiblemente, por mucho que sus adversarios quieran rebajar los planteamientos". Apunta a la escritora la complejidad del movimiento, sin embargo: "Se tiene que hacer con mucha inteligencia, porque los independentistas están atentos, atentos, pero cansados, heridos, desconcertados, desunidos".
Rahola apunta la receta, "Habrá que tener mucha sutileza y sensibilidad para entender esta situación compleja. Las promesas y todo aquello que se plantee se tienen que cumplir. A toda costa, es indiscutible. Si no, sería una bajada terrorífica que nos quemaría toda una generación". Cosa que, añade, está segura de que no pasará. Puigdemont es "el hombre que ha conseguido doblegar a un Estado y que finalmente hubiera amnistía, cuando dos días antes lo querían cazar. También es el hombre que se tiene que plantear de qué manera el paradigma entre independencia o dependencia, entre Catalunya o España, se plantea con toda su fuerza en estas elecciones". El reto es de enorme trascendencia y presentará dificultades, golpes bajos y guerra sucia|bruta. Pero de momento, el sabor es de victoria. De fin de etapa, de trabajo hecho: "Lo más importante es que se acabará el exilio. Vuelve el president legítimo, aquel al que le hurtaron la presidencia, y vuelve para recuperar el espíritu del 1 de octubre. Obviamente hemos cerrado un ciclo. El ciclo que empezó en el 2012 se ha acabado con la amnistía. Parece que el president Puigdemont quiere ir a la segunda pantalla. Serán unas grandes elecciones. Espero que también sea un gran debate"