Pilar Rahola no pierde de vista la polémica lingüística que sacude el país: el caso de la escuela Turó del Drac de Canet de Mar. Defensora a ultranza de la lengua, la identidad y la nación catalana, se rompe la cara allí donde toque haciendo un ejercicio titánico. Lo vimos el pasado viernes en el 'Todo es Mentira' de Cuatro, repeliendo los ataques del españolismo representado por Anna Grau. Una exhibición: combatió la catalanofobia a la vez que reprochaba a aquellos que habían lanzado tuits reprobables dirigidos a la familia del niño de 5 años que ha exigido el 25% de clases en castellano, y que han obtenido el apoyo judicial. Porque la escritora tiene mucha razón: de enemigos los catalanes vamos sobrados. No hay que avivar la llama. Bastante tenemos con partidos, jueces y partidos políticos que quieren "españolizar Catalunya", como explica en un 'Palabra de Rahola' más contundente que nunca.
Una Rahola que no es ajena, sin embargo, al origen, ideología y sesgo de los padres de la criatura al que han puesto en medio de la guerra. "Tenemos a un señor que iba en las listas de Ciudadanos, asesorado por un miembro de Sociedad Civil Catalana, que utiliza a un niño de 5 años, su propio hijo, para hacer una batalla política de bajo techo". Un partido, el naranja, que junto con el PP y una buena parte del PSOE ponen en marcha su táctica favorita, comparar a los catalanes con nazis. "Esta letanía se ha repetido ad eternum desde que empezara el Procés. Cospedal, Bono, a derecha e izquierda. Todo valía para compararnos con el supremacismo, el Ku Klux Klan, con el nazismo. El reductio Hitlerum es un clásico de la intolerancia, porque si comparas ideas con el peor asesino de la Humanidad, no hay debate posible. Nos dibujan como a un grupo de asesinos nazis que quieren destruir a un niño de 5 años". Recuerda que "sin embargo, el problema no es este personaje, sino los tribunales que tenemos. Jueces que tendrían que ser juzgados".
La comparación abyecta es un hecho grave, pero que tenga el trasfondo de la lengua es todavía peor. Sobre todo con la inmersión, "el ejemplo más rotundo del sentimiento de pertenencia y acogida". Da un toque a Salvador a Illa, líder del PSC. Le recomienda leer el discurso de la consellera socialista Marta Mata defendiendo el modelo educativo, cuando decía hace falta la inclusión en catalán. Porque después "los niños y los adultos ya escogerán qué lengua quieren utilizar. De hecho es la inmersión la que no quiere segregar ni crear guetos". Así de sencillo, pero así de necesario recordarlo. También se dirige a PP, Cs y compañía: "Algún día tendrán que dar explicaciones y pagar por su catalanofobia. Eso sí que es delito de odio. Pero no tendremos jueces que lo persigan".
Ahora bien, Pilar no pierde de vista la actitud de aquellos líderes que tendrían que defender el catalán. La considera patética, y expresa "mi profundo desconcierto e indignación por el papel que está haciendo al Conseller de Educación, el señor Cambray: Se ha rendido antes de presentar batalla. Parecía que en un primer momento se enfrentaría, pero al día siguiente se lo comió con patatas. La escuela ha quedado abandonada, los padres que luchan por la inmersión, por la incapacidad, debilidad, miedo y cobardía de sus propios gobernantes". El mensaje es demoledor: "¿Qué tenemos? ¿Consellers miedosos, simples funcionarios atemorizados porque tengan algún papelito de un tribunal? O reacciona o dimite, señor Cambray. ¿Para qué queremos la autonomía, que ya es una autonomía de mierda, si no somos capaces de defender los mínimos de nuestra integridad?"
Rahola remata: "Canet es la metáfora de su ignominia y su maldad, pero también de la debilidad de la situación actual". Es hora de reaccionar.