Leña al mono. Hay nueva ofensiva contra el independentismo catalán dirigida desde la judicatura. Estalla el caso Tsunami, el movimiento protagonista durante las protestas post-sentencias del Procés, y que como tantas otras cosas escaparon de las manos y los cerebros de las fuerzas españolas encargadas de controlarlas. Después de mucho trabajo de investigación e búsqueda han dado en la diana, oiga. Y lo tienen todo a punto para empezar a señalar a los culpables. El sumario se ha escapado de las manos de la Audiencia Nacional, ha llegado a la redacción de El Confidencial y voilà, ya pueden poner cara, nombres y apellidos a los culpables e impulsores. ¿A quién apunta la filtración?: a Marta Rovira. Las cañerías de la Justicia están llenas de agujeros, se escapa de todo por allá. Pero no, no es casual: alguien las agujerea a conciencia. Es un método, y gracias a él saca provecho en su cruzada.
Pilar Rahola explica con claridad meridiana esta praxis: "¿Cuál es este método que nos enseñó el señor Villarejo con sus grabaciones que tanto daño ha hecho y que sin embargo siguen siendo absolutamente impune? Utilizar una causa judicial, primero creándola desde el artificio y sin base, señalar a determinadas personas y después ir filtrando en un auténtico efecto Guadiana para jugar políticamente en esta causa con objetivos que nunca conocemos del todo". El sumario del Tsunami cumple este requisitos. No hay que ir lejos, sin embargo, para encontrar un precedente: el caso Vólkhov, en el cual "hace unos días finalmente se ha exculpado a David Madí. Pero han estado durando años jugando a la amenaza, poniéndolo bajo la diana, pringándolo en los diarios... Siempre un sumario secreto que se filtra adecuadamente a la prensa amiga que lo utiliza políticamente para frenar al independentismo y por la guerra interna y judicial contra el gobierno, con unos objetivos que no podemos especular porque en realidad no los sabemos". Ahora empieza el show Tsunami, que lleva tiempo cocinándose: "Es un festival. Hace años que entra y sale. Después de señalar a Carles Puigdemont, a Josep Lluís Alay, a Xavier Vendrell, a Oriol Solé, a David Madí, algunos de los cuales ya descartados, ahora es Marta Rovira. Marta Rovira es el cerebro, todo se cuajó en Ginebra y por lo tanto es la responsable máxima"
Pilar Rahola desbarata el operativo, lo ha visto venir de lejos: quieren "hacer ver que sabían algo porque es evidente que en este tema han fracasado de manera estrepitosa. Pero aun así, es igual, porque se trataba de jugar políticamente. Ahora neutralizo a este, ahora neutralizo a este otro, lo voy filtrando a la prensa... porque sabemos que filtrar a la prensa ha incidido directamente y ha cambiado resultados electorales". La pregunta es qué quiere España y su "justicia patriótica" con este movimiento en concreto, aunque la escritora es incapaz de adivinarla. "No sabemos si eso significa que quieren hacer daño a Esquerra Republicana o quieren dificultar el retorno de Rovira, o si quieren hacer daño al PSOE por la vía de incidir y señalar a Esquerra... ¡no lo sabemos, y por lo tanto no podemos especular! Esta gente juega su guerra política, hacen de Parlamento, hacen de partido político. Señalan, amenazan, reprimen. Juegan con la justicia. Ahora a jugar con la idea de que Marta Rovira es a la responsable durante 1 año, 2 años, vete a saber".
¿Qué pasará durante todo este lapso interminable de tiempo, de amenazas y de jaleo? Lo de siempre: "Mientras tanto van ejerciendo la presión y dirigiéndola en función de sus intereses más oscuros. Esta justicia patriótica e ideológica juega su propia guerra. Una guerra contra el independentismo a muerte, a sangre, integral, sin manías. Pero también es una guerra contra el gobierno, en función de qué pieza les interesa mover". Un hecho que vuelve a remachar las obsesiones el españolismo: "El hecho es que ser un independentista en España es estar bajo una diana que no solo te convierte en sospechoso habitual, si no que incluso te puede hacer aparecer en sumario judicial y hacerte salir en la prensa, ahora entro, ahora salgo, por juegos y objetivos políticos que desconocemos". Eso es lo que define, para ella, una palabra. Un país. Un régimen. España.
La última crítica tiene un toque de indignación inevitable: "El drama no es que pase esto. El drama es que sea absolutamente impune. Que no le importa a nadie. Ni a socialistas, ni a comunes, ni podemitas, no cabe decir a las derechas, ni a periodistas, ni a pensamiento crítico, ni a intelectuales. Porque hace mucho tiempo, incluso desde siempre, que con respecto a Catalunya no existe el pensamiento crítico. Se lo comen todo".