Pilar Rahola ha vuelto al 'Todo es mentira' de Risto Mejide y lo ha hecho en plena forma después de las vacaciones. Combativa, contundente y sin cortarse ni medio pelo cuando toca exponer sus argumentos, la escritora catalana tenía trabajo a espuertas. La investidura, la amnistía, el papel de Carles Puigdemont... Muchos temas sobre la mesa, sí, pero no el único. También salió una de las afrentas más graves y lamentables del sistema español contra el independentismo catalán, el de la catalogación como grupo terrorista. Es lo que sostiene la Fiscalía, por ejemplo, y que supone uno de los grandes motores represivos del Estado contra el soberanismo. La situación provocó un agrio enfrentamiento entre Pilar y la expresidenta madrileña del PP Cristina Cifuentes, reciclada en tertuliana tras su escándalo de las cremas robadas en un supermercado.
Todo empezaba como una broma del programa, después de que Rahola expusiera que hasta a ella la consideran como terrorista. El colaborador Antonio Castelo, compinchado con la realización del espacio de 'La Fábrica de la Tele', ponía el himno español a todo trapo en plató. Se puso las manos en la cabeza de manera teatral, y tras reír con la ocurrencia, soltó una verdad muy incómoda para los españoles. Una bomba: "No puedo, con este himno fusilaron a familiares míos". Risto se olía lo que estaba a punto de pasar, repitiendo un "no, no" que no serviría de nada. No, porque Cifuentes quería su minuto de gloria. La gloria 'por ejpaña, coño'.
Cristina: "Es el himno de todos. También de los catalanes, que sois España. Aunque no queráis, sois España". Esta última parte la repetía con tonito despectivo y desafiante. Mala elección: a Pilar no la toreas, por mucha Cifuentes que seas. Se la comió con patatas. "Esta gracieta que os hace... administrativamente, somos todos españoles mientras no se cambie. Sentimentalmente, tú no te meterás con mis emociones ni con mi sentido nacional. Lo siento mucho". La expolítica, en vez de dar un paso atrás, cometió un nuevo error: pensar que intentar hablar por encima de su interlocutora conseguiría réditos. Ni de broma. Y mira que no era la primera vez que chocaba con ella por los mismos asuntos delicados. Pilar la destrozó espetándole que "no eres nadie para decirme lo que soy. Olvídate. Qué manía con meterse con las emociones de la gente".. Es un pasatiempo muy español, de mucho españoles, que diría Rajoy. Los retrata a la perfección. Ahora bien, no oses leerles la cartilla con 4 verdades bien dichas, se suben por las paredes, se enfadan y no respiran.