La noche electoral andaluza deja 4 titulares irrefutables. Que el PP de Juan Manuel Moreno ha arrasado. Que el PSOE y la izquierda en general vive una crisis galopante. Que Macarena Olona no era tan fiera como la pintaban y deja a VOX fuera del poder. Y que hemos de guardar un minuto de silencio en memoria de un difunto: Ciudadanos. Ha muerto. Una vez más, para ser más exactos: primero fue en el Congreso, después en Catalunya, Madrid, Murcia, Castilla y León y ahora... Andalucía. De tener 21 diputados e incluso la vicepresidencia con Juan Marín, a la puerta de salida del palacio de San Telmo. La de detrás. La de la irrelevancia. Un residuo que molesta, a la calle.
Durante la campaña electoral andaluza asistimos a un espectáculo alucinante y vergonzoso: ver cómo algunos de sus partidos ponían a Catalunya en la diana para arañar votos. El antiindependentismo y anticatalanismo es un gran valor en determinados marcos mentales, como hemos visto y sufrido durante los últimos años. El máximo exponente es el cadáver que va dentro del ataúd, el de los naranjitos. Pues bien, ahora toca devolverles la gentileza en forma de despedida. De epitafio. Casi una necrológica. Como la que firma Pilar Rahola en su vídeo de 'Paraula de Rahola'. Ciudadanos era un partido que sólo quería el mal de Catalunya. Por lo tanto, su fallecimiento es motivo de celebración. Dice que, con toda la sinceridad y acidez, que "verles como naufragan de la peor manera, como los restos se van filtrando y se van hundiendo en el pantano de su miseria es una noticia extraordinaria"
Pilar hace un ejercicio de pedagogía doble. Primero, una clase de catalán en clave andaluza: "Tenemos un dicho bien explícito en catalán que dice "Buen viento y barca nueva". Lo que pasa es que en este caso, ¡buen viento, buen viento! Que se vayan muy lejos, pero que la barca quede agujereada a ver si naufragan un poco más". Así arranca su reflexión sobre "la estocada final a Ciudadanos en la esfera política. Un partido en la agonía. Está hundiéndose. Muerto. Muerto y finiquitado. Una gran noticia porque nació pura y exclusivamente para hacer daño al catalanismo, para hacer daño a los derechos catalanes, a la lengua catalana y para hacer daño a la nación catalana". La descripción es casi de una bióloga: "Su único objetivo fue, permanentemente, vivir, crecer, alimentarse del odio de todo eso que tenía que ver con los derechos de Catalunya". Aquí llega la segunda lección, ahora histórica. Ciudadanos es "una copia del Lerrouxismo. Cuando hubo un movimiento catalanista en Catalunya, tanto a derecha como a izquierda, apareció el fenómeno Lerroux enviado y financiado desde Madrid que fue el responsable de un discurso furibundamente anticatalán a la vez que también populista, de un obrerismo demagogo, que derivó en la Semana Trágica. Lerroux tuvo toda la responsabilidad y no pagó ninguna culpa". Y cuando nace el partido de Rivera, tantas décadas después, la situación es calcada. ¿Casualidad? No.
Ciudadanos "sale como una seta, tiene mucho dinero. Al Estado le fue muy bien cuándo empezaba nuevamente la ola fuerte de lucha por los derechos de Catalunya. Aparece un personaje y aparece un partido político que se dedica a hacer un españolismo ultramontano, totalmente descarado, descarnado y desacomplejado, que tenía como único objetivo hacerse grandes por la vía de destruir los derechos catalanes". Imposible describirlos mejor. Se alimentaba "de toda base que había en la Catalunya españolista, pero también rancia y profundamente contraria a las libertades de las naciones". Se fueron hinchando como un globo, hasta el punto de tocar el gobierno. "Pero un partido escoba, que nace para barrer ideas y que está fundamentado en el desprecio profundo a una identidad nacional tiene los días contados. Dura lo que dura, porque el planteamiento no es estratégico, es táctico. El planteamiento es: crecer para hacer daño. Y cuando el mal ya lo has hecho, entonces no tiene sentido". Vaya, que han dejado de ser útiles: "Ya nos han enviado a la cárcel, ya nos han reprimido, ya nos han enviado al exilio, ya nos han espiado, han destruido nuestros derechos de cualquier manera... ¿Y ahora? Para qué necesitan a estos tontos útiles?". España ya no tiene que esconderse: es profundamente anticatalana. "Si incluso el rey se ha manifestado abiertamente... Por lo tanto, ahora que no sirven, los devoran"
Las últimas líneas de la despedida, de traca: "De manera que de Réquiem, ninguno. Se los dedico a los amigos y a la buena gente. Ustedes, señores de Ciudadanos, lo único que puedo decir es que creo que Catalunya es mejor país, España es mejor país, y la política en general es un poco más respirable si un partido como el suyo no está. De momento ya empiezan a oler la agonía final. Andalucía, la apisonadora. Están sentenciados". Bye-bye.