Ya es oficial: el documental 'Rocío, contar la verdad para seguir viva' ha cerrado su primera temporada, y prepara nuevos episodios para otoño. Se confirmó durante la entrevista final a la protagonista, Rocío Carrasco, en una noche que contó con una voz imprescindible para entender la lucha feminista desde hace décadas: Pilar Rahola. La escritora catalana tuvo doble sesión en las instalaciones de Mediaset: primero, debutando como colaboradora en plató del 'Todo es mentira', y más tarde, opinado sobre el huracán mediático y social que ha supuesto al testimonio de Rociíto. Era la segunda vez que la invitaban: la primera, precisamente con motivo de la primera entrevista de la hija de la Jurado, quedó en nada, ya que el programa no pasó el vídeo de su intervención (tampoco el del resto de invitados). Para compensarlo, su participación de anoche fue contundente y muy necesaria. Una voz inmensa y emocionada: "he vivido épocas en las que a las que hablábamos de violencia de género nos llamaban "machorras", "radicales", "fanáticas"... teníamos que lidiar con tipos terribles".
Pilar tenía ganas de estar y muchas cosas que decir, a pesar de las escasas oportunidades de las que disfrutaron los tertulianos de la noche. Y aprovechó cada bala para poner en valor la valentía de Carrasco y el papel del feminismo, al que a menudo se estigmatiza por intereses políticos. Ofrecía esta reflexión sobre el paso que ha dado la protagonista, denunciando públicamente y con pruebas la maldad de su exmarido Antonio David: "Verbalizar el dolor y el dominio es una forma de que la gente tome conciencia. Dejar de ser una víctima es el fracaso del victimario, y equiparar el feminismo con el patriarcado dominante, perverso". Las aportaciones de Rahola removían en plató y en los hogares de los espectadores. Incluso los ideológicamente más alejados lo aplaudían. Es normal. Los y las valientes que se atreven a llamar a las cosas por su nombre y se enfrentan a sus colegas de profesión son una 'rara avis'. Atención a la bofetada que dirigió a los periodistas que han ayudado al escarnio de Rociíto tomando como palabra de Dios lo que Flores explicaba por todos los rincones de Mediaset, como por ejemplo Lydia Lozano. "Aquí ha fallado el periodismo. No habéis hecho vuestro trabajo, no habéis preguntado. Son muchos años de equivocarse. A Rocío Carrasco le han puesto una letra escarlata, y en algún momento alguien se tenía que escandalizar de cómo se trinchaba a una mujer que no hablaba".
Una de las conclusiones que nos deja el tratamiento mediático del caso Rocío: la mirada catalana es mucho más profunda que la frivolidad habitual de 'Sálvame'. Cornejo y Vasile habrán tomado nota.