Felipe VI vuelve a 'territorio comanche': sí, a Catalunya. El Borbón preside la reunión anual del Círculo de Economía de Barcelona, un entorno ideal lleno de cortesanos y adeptos al régimen, pero que no representa ni mucho menos el sentir de la mayoría de ciudadanos del país. Es el símbolo de la represión del 3-O, por mucho que lo quieran blanquear desesperadamente sus 'palmeros'. Así lo ve la escritora Pilar Rahola, que le dedica un nuevo 'Palabra de Rahola' en el que ofrece su visión personal sobre cómo se le tiene que tratar, cuando menos desde las máximas autoridades catalanas. La consigna es clara: "no es bienvenido".
Rahola no tiene dudas sobre la posición del gobierno republicano e independentista respecto de la Corona, enemiga del independentismo y cómplice de su atropello policial, judicial y político. Si los actos son organizados por la Casa Real, "no tiene que haber ninguna representación". En cambio, si los promotores son entidades de la sociedad civil, la cosa cambia: se debe acudir, sí, pero "hay que preservar tres figuras: la de la presidenta del Parlament Laura Borràs, la del presidente del Govern Pere Aragonès y la del vicepresidente Jordi Puigneró". Es decir, o se envía a un conseller o consellera, o si no hay más remedio, hacerlo con distancia, sin adulaciones y con contundencia total. "Se le tienen que decir cuatro cosas. Nada de besamanos, nada de fotos pomposas, nada de enaltecer su figura. No puede ser que salga impune", subraya. Que nadie se olvide de que encarna "una represión inaceptable e imborrable, que no olvidaremos y difícilmente perdonaremos jamás".