Gabriel Rufián, portavoz de Esquerra Republicana de Catalunya en el Congreso de los Diputados de Madrid, es un político que nunca pasa desapercibido. Su estilo comunicativo vehemente, desgarrador y atrevido es su tarjeta de visita y el motivo por el cual ha conseguido una notoriedad extraordinaria. Un hombre que deja una estela de titulares imponentes, pero que de un tiempo a esta parte parece haber cambiado en su argumentario y en el objetivo de sus reflexiones, discursos y tuits. En la diana del de Santa Coloma de Gramenet encontramos siempre a la misma persona, al mismo líder: Carles Puigdemont. El presidente del Govern de Catalunya que, junto con el resto de miembros de aquel ejecutivo en el que también estaba ERC, organizaron el 1-O y declararon la independencia. Tan efímera como histórica, sí, pero se la jugaron. Algunos lo han pagado en la cárcel, otros, como Puigdemont, decidieron continuar la batalla desde el exilio. Pues bien, Rufián acaba de liarla muy gorda tildando al MHP y actual eurodiputado de tarado. Un ataque que ha caído como una verdadera bomba, claro.

Gabriel Rufián / Europa Press

Rufián ha tenido que rectificar, matizar y finalmente pedir disculpas públicas por el insulto, después de ser desautorizado y reñido por el presidente Aragonès y otros miembros de su partido. El problema es que hay un gran sector del independentismo que está harta. Por ejemplo, la escritora Pilar Rahola, quien le dedica un nuevo vídeo de su canal 'Paraula de Rahola'. Su enfado es enorme, su decepción, también. Y hace una pequeña relación de los agravios que, gota a gota, han ido rebosando el vaso de la paciencia. "Primero fue aquello de las "155 monedas", ¿recuerdan? Tan insultante... Después, en sede parlamentaria avaló toda la argumentación conspiranoide de las cloacas del estado en su lucha contra el círculo más próximo del presidente Puigdemont, dando por buena la argumentación de la querella criminal contra Josep Lluís Alay y otros miembros. Después se burló del exilio diciéndole a Jaume Asens "no vayas tanto a Waterloo", como si fuera la peste. Como si aquello te denigrara o te contaminara, como si fuera un objeto de desprecio. Y ahora ha dado un paso adelante y directamente ha insultado al presidente Puigdemont diciendo que era un tarado que proclamó la independencia".

Gabriel Rufián matiza sus palabras sobre el president Puigdemont / Twitter

Pilar es directísima, quizás más que nunca. "No basta con que el presidente Aragonès diga que no está de acuerdo, que quizás es el fragor del Twitter. Ya lleva muchas, Gabriel Rufián. Todas ellas van directamente dirigidas al desprecio y al insulto al presidente Puigdemont, y por lo tanto de alguna manera a lo que significó el Primero de octubre. Está haciendo el papel del bocazas de Esquerra Republicana, o quizás está haciendo el papel del bocazas de él mismo, por propia voluntad". Considera que el portavoz de ERC tiene que aclarar si "lo que le pasa es aquello que muy a menudo pasa en Madrid, te crees que eres la hostia y acabas jugando a su juego y con su retórica, o si es aquella voz un poco más... digamos, valiente, lanzada, que dice en voz alta todo aquello que piensan los de Esquerra Republicana". Sea como sea, "el insulto tras insulto empieza a ser muy grave".

Carles Puigdemont declarando la independencia de Catalunya en 2017 / E.N.

Rahola le habla de tú a tú, porque conoce su trayectoria y lo que supone defender a Catalunya desde Madrid. "No se da cuenta de hasta qué punto se denigra a él mismo con estas posiciones. La única cosa que conseguirá es que le cepillen un poco el hombro los progres españoles, "muy bien dicho, oye", y avalar la idea de un presidente exiliado en Waterloo iluminado, delirante, surrealista. Es muy triste, Gabriel. Hubo una época en la cual parecías aquella voz valiente y fuerte, con coraje, que hablaba desde la tribuna de Madrid. La diferencia es que algunos de los que fuimos no nos enamoramos nunca del poder de Madrid. Ni de la seducción del Estado. Y mantuvimos las posiciones inequívocas". Asegura que esto ya no se aguanta, y le recuerda el dato fundamental de su tesis: "Te diré una cosa, Gabriel Rufián, no somos tarados. Somos luchadores de la libertad de este país. Somos gente que creemos en la democracia y en la radicalidad democrática. Y que creímos en lo que hicimos. Creímos en una gesta única, y eso no merece ni el menosprecio ni el insulto ni que lo manchemos".

 

El remate, implacable: "Qué pena. Te estás convirtiendo en el personaje que representas. Pero cuanto más personajes eres, menos persona".