El Gobierno la ha pifiado con una de las leyes más emblemáticas de su mandato. La conocida como la del "sí es sí", y que intentaba castigar y erradicar los abusos y agresiones sexuales. Una medida estrella del Ministerio de Igualdad de Irene Montero, la más relevante. Y relevancia está teniendo, sin duda. Pero no por su efectividad. Más bien por todo lo contrario: se ha convertido en un boomerang que impacta contra el legislador, pero sobre todo y de manera muy triste, contra el elemento más débil y sensible de esta lacra: las víctimas. En vez de protegerlas, lo que ha acabado haciendo es dar alas a sus verdugos.
Pilar Rahola, que ha vuelto hace pocos días de Argentina, se ha encontrado con esta situación kafkiana sobre la mesa. El repaso de la escritora es implacable, y lo plasma en un nuevo vídeo del 'Paraula de Rahola' en su canal de Youtube. "¿Cómo es posible que una ley pensada para favorecer y proteger a las víctimas, y que por lo tanto parte de las buenas intenciones, de la mirada correcta, acabe convirtiéndose en un instrumento que ayuda a muchos de sus agresores? Porque les da beneficios carcelarios, porque reduce penas... Por lo tanto, aquello que nació para protegerlas las deja más desprotegidas". Esta es la enorme contradicción de una ley que tenía alborotados a los rivales políticos de PSOE y Podemos durante su debate y tramitación, y que ha acabado sirviendo para hacer una fiesta enorme, para ridiculizarlos, para hacer mayor la herida de las agredidas. Las prisas, la precipitación y las ganas de sacar adelante su programa han jugado en contra.
Rahola: "Unificar el concepto y dejar claro que cualquier tipo de abuso es una agresión sexual, y que una violación es una violación y no puede ser otra cosa, es de entrada una cosa buena que había que hacer y que había que hacer bien. ¿Cuál es el problema? La precipitación, los intereses políticos, la híper ideologización... Irene Montero tenía prisa. Quería sacar adelante un proyecto de ley feminista, porque además se había comprometido electoralmente, y por lo tanto tenía que marcar posición, no fuera que Podemos pareciera una muleta, y lo quería hacer deprisa y corriendo antes de la manifestación del Día de la Mujer". Una praxis penosa. Nadie al volante. Y no, no fue porque Montero y su equipo no recibieran alertas al respecto. Pero miraron hacia otro lado, ignorando las evidencias. Todo por el programa. Caiga quien caiga. Y los que han caído, finalmente, han sido ellos.
Estos avisos del Ministerio de Justicia, "se asusta y dice esto es una chapuza monumental", puede haber consecuencias malas, puede haber víctimas colaterales", o del Consejo General del Poder Judicial, fueron obviados. De acuerdo, los estamentos judiciales españoles, especialmente en su cúpula, no ofrecen demasiadas garantías. Pero había una diferencia sustancial: "Esta vez era un término estrictamente jurídico, no parecía que había ideología. ¡Y no se hizo caso! Incluso Pablo Iglesias dijo que eso era fruto de una mentalidad machista. ¡Y hale, adelante! Como Podemos tenía prisa, los jueces eran todos malos y no había que escucharlos, el Ministerio de Justicia tampoco porque sufría "machismo ambiental", y Pedro Sánchez no quería ruido con su aliado, se sacó adelante un proyecto que estaba mal forjado, que hacía falta replantear, repensar y hacer de manera mucho más ajustada". Las consecuencias, devastadoras. Horripilantes.
Derivadas como "ha habido varios agresores que no sólo se han beneficiado, si no que directamente han podido salir de la cárcel". Pilar, como le puede pasar a muchas personas, conoce casos de agresiones sexuales. Y las víctimas se encuentran ahora reviviendo esta pesadilla: "Gente que ha conseguido remontar psicológicamente, con mucha dureza y mucha ayuda familiar y psicológica, y que al ver que empezaban a salir agresores se ha vuelto a hundir. Estamos hablando de las víctimas. Del elemento más vulnerable y sensible que tenía que proteger esta ley. Si había zonas oscuras había que repensarla: ¡Señora Montero, un poco de calma! ¡Señor Sánchez, un poco de responsabilidad! ¡No había que correr! Había que hacerlo muy bien. Porque un solo agresor que iba a la calle por el beneficio de una ley mal hecha ya era una puñetera vergüenza. Una irresponsabilidad, una chapuza inaceptable".
Rahola: menos "pancarta y consigna. Se trataba de hacerlo bien para que las víctimas nunca volvieran a sufrir el calvario de ver a su agresor encima con beneficios. La ley del "sí es sí" era buena en la intención. Ha sido pésima en la perpetración, y terrible en su ejecución. Mal señora Montero. Cuando una es ministra tiene que hacer las cosas con responsabilidad y seriedad".