Pilar Rahola ha dedicado el Palabra de Rahola de este lunes a dar apoyo a la campaña que diferentes entidades animalistas han puesto en marcha,'Llamada a la acción', para eliminar las subvenciones (millonarias) a la tauromaquia. Millones de euros que las administraciones españolas dedican a las escuelas de tauromaquia, a las corridas y a los ganaderos del mundo de los toros "con toda impunidad, a pesar de que, ya no en Catalunya, donde el apoyo está bajo cero, sino que en la propia España, más del 84% de los jóvenes está en contra de las corridas". Pero la escritora lamenta otras cifras. ¿De qué hablamos? Por ejemplo, que "Andalucía ha dedicado 1,4 millones de euros a subvencionar los toros; la diputación de Valencia ha dedicado casi 1,2 euros; la diputación de Badajoz, casi un millón; o el ayuntamiento de Madrid, que ha dedicado específicamente 1 millón de euros, en plena crisis económica, a la escuela de la tauromaquia, para que los niños aprendan a torturar desde pequeños a un animal noble, a saber, con 14 añitos, cómo matar a un animal". ¿Saben qué cifra total se destina a los toros? Rahola tira de calculadora y estalla de ira: En total, las ganaderías españolas, es decir, las 4 familias de ganaderos enormemente ricas, reciben de subvenciones 500 millones de euros al año". Una animalad a la altura de lo que practican encima de la arena de las plazas de toros. Rahola explota: "¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI, cuando ya hemos aprendido conceptos como el respeto a los animales, a la biodiversidad, continúen repartiéndoses miles de millones para una práctica que es de maldad, de tortura, de dolor, de muerte?", se pregunta. Y por si a alguien no le ha quedado lo bastante claro, Rahola es así de directa: "Desprecio a toda persona que va a una corrida de toros y disfruta viendo como agoniza un animal que está aterrorizado, que se defiende como puede, que acaba muriendo de la manera más terrible y brutal. Cada uno de ustedes que van a esa corrida tienen el alma negra, son ciudadanos perversos. No les tengo ningún respeto ni a los toreros ni a los que van a aplaudirles. Es la perversión absoluta del ciudadano, el fin de la civilización".