Pilar Rahola es una voz independentista en la televisión española. Una rareza. Risto Mejide cuenta con ella en el 'Todo es mentira', y la escritora se siente agradecida por el ejercicio de pluralidad y la posibilidad de defender la causa catalana en campo contrario. Ahora bien, eso no quita que sus intervenciones sean como predicar en el desierto: siempre encuentra enfrente a "personas que, al hablar del tema catalán, sea cuál sea su ideología, activarán el "viva España", el pensamiento único. Pierden el espíritu crítico y pasan a los dogmas de fe".
Le ha pasado tantas vecesen su trayectoria que se lo sabe de memoria: España es "inmutable, inamovible, indivisible y eterna". De allí no los sacas, por muchas razones que ofrezca. La escritora ha estado hoy en Madrid y ha grabado un nuevo 'Palabra de Rahola' contundente y didáctico.
El intercambio de ideas es unilateral: Rahola argumenta, y el interlocutor desprecia. "Ellos no se moverán ni un milímetro, ni yo tampoco. Pero cuando menos, habré ofrecido razones. Y las razones no se escuchan". La tratan de fanática de forma condescendiente, y todo lo que defiende se tilda de "maldades". Una situación que lamenta: "me gustaría debatir para los suyos, no sólo para los míos". Misión imposible. Manda el "No a Todo". Los mundos periodístico, intelectual y político son pétreos: "no somos una nación, no tenemos derecho a la autodeterminación, y no han hecho una barbaridad con la represión". Pesado, inútil y exasperante, así como una nueva tomadura de pelo. Mientras que en Catalunya nos pasamos el día hablando de este tema y hacemos gestos de distensión, ellos responden con el Tribunal de Cuentas, la Abogacía del Estado y la negación sistemática de Pedro Sánchez a cualquier posibilidad de referéndum o amnistía en la famosa mesa de diálogo.
"No nos hacen ni puñetero caso". Por eso, alerta al independentismo y a aquellos que confían en encontrar una solución enn la cumbre Moncloa-Generalitat: "Tenemos que estar preparados. Entidades, partidos y sociedad civil han de tener una alternativa", porque está segura que esta relación con el Estado hará aguas. La comparación estremece: "Somos hámsteres, nos han puesto en una rueda. Cuando hemos intentado salir, nos aplastan". Cada vez que quieran hablar, les tenemos que recordar la represión, el exilio, el castigo. "¿O es que algunos de los nuestros también quieren que estemos en la rueda eterna?".