Pedro Sánchez ha puesto fin al misterio que ha mantenido a España en vilo desde la noche del miércoles. El presidente del Gobierno no dimite, no se va, continuará en el cargo. El socialista está viviendo en carne propia el acoso de la derecha extrema y la extrema derecha, la maquinaria de porquería "informativa" promovida por sus medios de comunicación, y lo más importante de todo: la inestimable colaboración de un sistema judicial perverso. El lawfare, ni más ni menos. Jueces revirtiendo el mandato de las urnas. Una película que hemos visto muchas veces, pero que cuando ha tocado en Pedro y a su mujer, Begoña Gómez, ha adquirido una nueva dimensión.

La expectación era evidente. Y todo hacía pensar en un desenlace diferente del que hemos conocido, pasados pocos minutos de las 11 de la mañana. El secretismo, los inputs y, por qué no decirlo, el sentido común apuntaba a la dimisión. La reunión a las 9 de la mañana con Felipe VI, el cónclave con dirigentes del partido... todo cuadraba. Pero Sánchez, una vez más, ha dejado a todo el mundo pasmado. Es una especialidad de la casa. Cosa que nunca deja de sorprendernos, ciertamente, a pesar del historial del político madrileño. Uno que conoce bastante bien la escritora Pilar Rahola, quien no ha dejado de analizar la decisión del inquilino de La Moncloa. La sentencia es clara: "Vaya levantada de camisa, vaya sensación de estafa".

Rahola, estremecida: "Nos han tenido cinco días en la cuerda floja, creando una dialéctica de yo o el abismo, un chantaje emocional que no tiene nada que ver con la política, intentando vender un discurso también personalizado, ególatra en definitiva, que solo llevaba al final a lo que he sido, un espectáculo, una estrategia, una voluntad de crear un discurso de enorme victimización para conseguir adhesiones". Considera que "es evidente que Pedro Sánchez tiene motivos para denunciar las falsedades, las fake news, el lawfare, la autorización de los juzgados para la causa ideológica, pero que bonito hubiera sido esta plantada cuando estaban trinchando literalmente a todos los líderes catalanes". Este es el gran qué: "Han sido siete años de destrucción sistemática del relato político, de las causas y los motivos que nos habían llevado hasta el primero de octubre y sobre todo a la deshumanización. Que bonito habría sido, señor Sánchez, cuando al presidente Puigdemont y al resto de exiliados y de presos se les decía todo tipo de barbaridades, cuando se perseguía a sus mujeres".

Pedro Sánchez / Europa Press

Que Pilar apunte esta evidencia en un día como el de hoy es especialmente sangrante. Carles Puigdemont, presidente de Catalunya en el exilio, acaba de perder a la madre. Le han faltado unos días solo para poder volver a casa y poder abrazarla, pero no ha sido así. Es la segunda cuchillada, también perdió a su padre teniendo que vivir refugiado en Bruselas. Eso sin olvidar lo que subraya, y de qué manera, Rahola: "Cuando a Marcela Topor le decían que hacía esoterismo, que era bruja, o cuándo se ponían cámaras en la escuela de las hijas del presidente Puigdemont". No hubo empatía, apoyo, ningún gesto de solidaridad. Tampoco con el resto de exiliados y represaliados, atacados de manera infecta, orquestada y permitida por aquellos que hace días que se ponen las manos en la cabeza. "A Turull se le planteó que llevarían a los tribunales a Blanca. Toni Comín vio cómo su madre moría y él no podía volver ni fue al entierro. ¿Dónde estabas Pedro Sánchez? Te recuerdo bien, avalando la persecución, dando por buenas las sentencias judiciales que estaban vinculadas claramente a la justicia patriótica, callando y aceptando las mentiras de la operación Catalunya". Tolerando y bajando la cabeza con la intromisión salvaje "del jefe de Estado, el rey Felipe VI, con su discurso del 3 de octubre. Os lo dijimos: si os coméis todas estas mentiras contra el independentismo catalán, después vendrán a por vosotros".

Carles Puigdemont / EFE

¿Que Pilar hubiera deseado la muerte política de Sánchez? Ella misma responde con claridad: "No, yo no quiero el PP, el PP lo hemos sufrido todos. ¿Pero qué hemos sufrido? Por los pactos con el PSOE. No nos toméis más el pelo. Ya es suficiente. ¿Y este espectáculo hacía falta para pedir adhesiones? Sí, seguramente es una estrategia que crees que te saldrá bien. Yo tengo dudas. Yo creo que cuándo se nota tanto la jugada, la jugada falsa, se nota tanto la estafa o el espectáculo, al final eso también revierte en contra. Las dimisiones se traen puestas. No acepto de ninguna manera esta dialéctica de si no estás con él es que quieres el PP". Y por si alguien no lo tiene claro, se reafirma: lo que ha hecho Sánchez es "el acto de un trilero. Es una estafa. Y estamos muy hartos de mentiras".