Sí, de acuerdo. Hemos de confesar que, en el fondo, nos va la marcha. Sobre todo cuando el desenfreno es el espejo de un país como España, que presume de tanto y al que en realidad le falta de todo. De memoria, de dignidad. De principios edificantes, saludables. Sanos. Precisamente todo lo que no representa la máxima institución del Estado, la Corona y los Borbones. Ya pueden gritar muy fuerte los monárquicos constitucionalistas, que su voz nunca se alzará por encima de la evidencia: su país está muy podrido. Y Juan Carlos, el emérito que acaba de volver de weekend a España tras 2 años en su escondrijo para evitar a la Justicia, es el núcleo de esta insalubridad. Esto es bien sabido por todo el mundo. La primera, la escritora Pilar Rahola, que conoce como las gasta el personaje, pero que todavía se queda estupefacta con el efecto que produce entre muchos españolitos: en vez de repulsa, sienten devoción, pasión, éxtasis.
Una cosa, como decimos, es que podemos encontrar un entretenimiento recurrente en comentar el esperpento 24/7 de la Casa Real, pero lo que está pasando con el emérito sobrepasa cualquier capacidad de asimilación. Y "el espectáculo de '¡Viva el Rey'! que se está produciendo en las televisiones españolas y que se ha vivido en su llegada a Sanxenxo es uno de los más patéticos, bajos e ignominiosos que puede dar un Estado", según sus primeras palabras en el 'Paraula de Rahola' que saluda al Borbón, ahora que vuelve a pisar territorio del Estado. Hace un par de días, cuando el hombre todavía no había abandonado los Emiratos Árabes, le dedicaba un repaso descomunal. Ahora los destinatarios también son sus aduladores, sus perpetuadores, sus benefactores. Eso sí, le dedica unas cuantas bofetadas más, por si hay algún despistado en la sala. "Un inmoral, lo ha demostrado toda su vida. Comisionista de las dictaduras de los petrodólares desde siempre, acumulando una fortuna ingente no sé sabe cómo, defraudando a Hacienda, ¡él, que es el rey de España! Una vida de rey pagada por todos nosotros, amantes arriba y abajo, asesino de elefantes... Todo lo que ha hecho es inmoralidad".
Pilar apunta el hazmerreír y el ridículo internacional que supone este sainete. Señala "la imagen que da España, casposa, reaccionaria, que ya hubo con la salida del féretro de Franco del Valle de los Caídos, y que ahora vuelve a dar con la bienvenida a un rey corrupto, que se ha reído de sus ciudadanos, que ha hecho una fortuna inmensa, que tiene causas judiciales que le perdonan en España, que le han pagado el exilio y que le están pagando de manera bien grandiosa el retorno". Pues bien, este tipo que "vuelve para hacer una regata, porque el se ríe de todo" aporta a España un hedor putrefacto que "la hunde todavía más en Europa". Expresa estar preocupada por lo que dice de los "mecanismos de poder y de interacción de un Estado que permiten una imagen tan patética". Y señala responsables. Atención, la lista es larga. No hay que buscar muy lejos para encontrar a los primeros: "La propia Corona, evidentemente. Los Borbones han sido históricamente grandes ladrones y grandes corruptos. ¡Juan Carlos no hace nada más que un homenaje a la familia! La Corona permite, la Corona ha callado y sin ningún tipo de dudas, la Corona actual algo ha tenido con el papá y los beneficios del papá". Felipe, calienta que sales.
Rahola reparte a diestro y siniestro: "¿Y los partidos políticos, y el papel de los partidos de Estado? Dan una imagen de una servidumbre a la corrupción del monarca". Pone como ejemplos más lamentables "Podemos, rasgándose las vestiduras, "debería estar detenido". ¡Peró si estáis en el gobierno, estáis en el poder, os lo coméis con patatas! ¡Si no os habéis atrevido ni a plantear la posibilidad de un referéndum por la República! Ñam, ñam, ñam por el poder!". Con onomatopeyas y todo. Y el PSOE, "el primero que lo permite... hoy Carmen Calvo salía diciendo "qué bochorno". ¿Tú, que ayudaste a preparar el retorno?" Tiene para todo el mundo: "Los jueces y todos los mecanismos de control de la corrupción bajando la cabeza, haciendo genuflexiones y permitiendo esconderle todas las miserias. Los medios de comunicación, los que aplauden ahora y los que han aplaudido durante décadas". Resumiendo: "Es la crónica de una corrupción generalizada, un Estado que se basa en esconder, aceptar y convertir en impunes las miserias de los poderosos, empezando por un rey puesto por un dictador, ¡por un asesino de masas!".
¿Cómo remata la autora? Pues yendo a las redes sociales y rescatando uno de los memes que circulan estos días sobre Juan Carlos. Uno en el que el señor dice "¿Culpable yo? Vosotros inocentes". Vaya, que "los pringados somos nosotros, los ciudadanos." También destaca lo que se está produciendo y que amenaza con convertirse en tsunami (no democrático, claro): "¡Y ahora vendrá el festival de los cortesanos! Hoy Pilar Eyre decía esto precisamente: "¡Y nos llamaban cortesanos a nosotros, qué vergüenza!" Qué asco estoy viviendo con la vergüenza de este país. España no tiene remedio". La última frase no es de Rahola, pero "la recupero porque es muy significativa: "No hay cloacas del Estado. El Estado es la cloaca". Amén.