La escritora y comunicadora Pilar Rahola ha compartido con sus lectores de La Vanguardia su estado de ánimo durante los últimos días. Unas horas complicadas, tristes, llenas de grises, y además insondables. Rahola assegura que "no responde a nada concreto, pero se arraigan con fuerza en el ánimo y te arrastran hacia abajo". No dramatiza, sólo es un paréntesis natural de alguien optimista y enérgica por naturaleza como ella. Aun así, estaba fastidiada, y no parecía encontrar la salida del laberinto. Afortunadamente, el destino y la vida le han ofrecido un regalo en forma de llamada esperanzadora. Capaz de hacer a alguien que se siente "enterrado bajo los escombros de un día destruido" a desterrar "el desánimo y la melancolía"

La llamada telefónica era de su hija mayor, Sira. A Pilar le costó contestarle. No tenía el cuerpo para conversaciones telefónicas: "Tengo una ­tristeza solitaria, de aquel tipo de oscuridad que necesita huir de la gente, y cuando me persigue, yo, que vivo rodeada de palabras, necesito silencio". Sin embargo, conociendo el talante de Sira, siempre atenta a su madre, lo hizo. Y la recompensa no tardó en llegar a sus oídos, su mente y en su corazón. Un premio de incalculable luz: "Mamá, estoy embarazada". Un estallido de gozo la invadió. La noticia lo valía.

Pilar Rahola feliz - Rac105

"Después de todas las exclamaciones de rigor: cómo, qué, qué alegría, un hermanito para Jordi, abuela de nuevo", Pilar dejaba atrás todas sus tribulaciones personales (algunas muy feas después de revelar lo que pasó con el emérito) y se ha dado cuenta de la gran verdad de la vida: Vivir y disfrutar del presente (y del futuro). "La única verdad de la vida es su finitud y a veces esta idea se impone al ánimo, de manera tiránica y cruel. Así estaba, atrapada en una trampa, cuando el presente me ha sacudido y me ha dado un renovado aliento". La vida se abre paso, iluminando el camino y haciéndolo más fácil, más valioso y más feliz. Felicidades, familia.