Pilar Rahola avisa, justo al empezar su imperdible Palabra de Rahola de este miércoles en su canal de YouTube, de que su intervención va dedicada a tres partes diferenciadas. La primera, como no podía ser de otra manera, la dedica al Tribunal Superior de Justicia, "este grupo de jueces y letrados". Bueno, ha dicho esto, o, conociendo a la escritora y su finezza, probablemente lo que haya dicho sea un mucho más acertado "jueces iletrados". Rahola sigue dirigiéndose a ellos, jueces "sin ninguna base científica que se dedican, ahora, a decidir por encima de Parlamentos, de acuerdos políticos y de gobiernos, qué se tiene que hacer con la escuela en Catalunya, qué se tiene que hacer con la escuela en catalán, cargándose acuerdos que durante décadas han dado una buena salud escolar y social en nuestro país". Pero ya sabemos que eso es una cosa que hace sulfurar en las españas, ver cómo una cosa en Catalunya funciona. Por lo tanto, no es de extrañar esta voluntad indisimulada de meter cucharada. "Son tan iletrados que no han sido capaces de evitar decenas y decenas de faltas de ortografía en su escritura, en su resolución diciendo que hay que imponer inmediatamente el 25%". Y les hace una recomendación: "Pues ustedes, jueces del Supremo, les iría bien un poquito de estudio del catalán. ¿Por qué no lo imponen el 25% de castellano en los juzgados? Ay, no, calla, si es el 99% de castellano...Hablamos de jueces iletrados que no saben nada del idioma, ni de la situación educativa ni sociológica, que no tienen ninguna base científica, que ni siquiera son capaces de no hacer faltas de ortografía, pero que se basan y se movilizan por ideología, y la más radical y minoritaria del país: cuatro forofos radicales españolistas acaban convirtiendo la escuela en aquello que quieren gracias y de la mano de jueces ideológicos". Rahola tiene claro que lo que hace el Tribunal Superior de Justicia con el catalán es "no sólo una burrada educativa, sino además, un puñetazo a la lógica democrática de un país. Ustedes no imparten justicia: ustedes imponen ideología".
Una vez dicho esto, la escritora también tiene ganas de hablar "una pizca de nosotros, porque claro está, lo tenemos muy fácil cuando la culpa la tienen siempre los otros. Obviamente no le quitaremos ni un gramito de culpa a estos jueces ideológicos, pero también tenemos que hacer un poco de recorrido" y preguntarnos por qué ha pasado esto finalmente. ¿Qué hemos hecho o qué hemos dejado de hacer para que el TSJC haya perpetrado una decisión como esta? "Recuerden que esto nace de la famosa Ley Wert", dice en referencia al exministro de Educación, "que después se tenía que reconvertir en la Ley Celaá, y recordamos perfectamente que los 'Rufianes' y compañía nos dijeron que 'Blindarían el catalán'... No lo blindaron, ni consiguieron que el Gobierno socialista, no el pepero, retirara la demanda contra la Generalitat por el tema del 25%, que de aquí llora ahora la criatura". Rahola, harta, estalla, porque "ya sabemos cómo se las gastan los contrarios al idioma, sin embargo, ¿y los defensores? ¿Los que llevamos la banderita? ¿Lo hemos hecho bien? Yo diría que aquellos que han pactado con el Estado español y con el Gobierno socialista lo han hecho muy mal, que no blindaron la lengua cuando tocaba, que no consiguieron los acuerdos que hacía falta, que les colaron una ley, la ley Celaá, gracias a la cual ahora se perpetra esto".
Finalmente, hay una tercera cosa: "Escúcheme conseller Cambray, representantes políticos y gobierno catalán: de acuerdo, imponemos el 25% de castellano, sin embargo... ¿Ustedes me garantizan, bajo inspección diaria en las escuelas, que la enseñanza en catalán será del 75%?... Porque ustedes, gobierno de la Generalitat, mienten. Ustedes hace mucho tiempo que de ninguna de las maneras han conseguido que el catalán sea idioma absolutamente mayoritario en las escuelas". Y da datos: En muchos lugares, no se llega al 30 ni el 40, pero además en los patios domina el castellano. Si hablamos de las universidades o de los grados superiores, el castellano es dominante en 80 y 90 %. Ya puestos, venga, conseller Cambray, garantíceme que el 75% de la enseñanza en Catalunya, global, desde primaria hasta secundaria, pasando por grados y universidades se hará en catalán, con un tanto por ciento de inglés si quiere. ¿Me lo garantizan? A estas alturas ha fallado completamente la inspección y el control en este sentido. Se ha permitido que lentamente la escuela catalana se fuera castellanizando. Y el problema ya no sólo lo tenemos con jueces que intentan imponer sus parámetros ideológicos radicalmente. Hemos ido asumiendo la normalización del castellano y ahora lo tenemos completamente dominante en la escuela catalana. ¿25% de castellano? No diré que firmo, porque es una barbaridad aceptar una imposición judicial, pero es que casi firmaría, porque es que no llegamos ni al 75, ni al 70, ni al 60 ni muy a menudo, ¡¡ni al 40!! Y en algunos lugares del extrarradio, ¡¡ni al 30%!!. En resumen, "tenemos el poder de los enemigos del catalán que actúan con el poder de las togas y la política, pero una vez dicho esto, Generalitat de Catalunya, cumpla con el catalán en la escuela, porque no lo hacen":