Hacer deporte es muy saludable. Claro que sí. Libera endorfinas, sudas la gota gorda, mejoras tu aspecto físico y tu salud mental... es recomendable al 100%. Indiscutible. Ahora bien, entre el entrenamiento sano y provechoso y la burrada más peligrosa hay un tramo muy amplio. Y Pilar Rubio, siempre en forma y atlética, parece haber decidido comprobar dónde está el límite. La colaboradora de 'El Hormiguero' no es que se lo tomi demasiado seriamente, no. Es que ha perdido el juicio, ejecutando rutinas que ni los superhéroes de Marvel.
La madrileña ha vuelto a Madrid durante el fin de semana desde París, aprovechando que su marido Sergio Ramos (como Messi) no tenía que jugar con el PSG. Se ve que una de las cosas que más añoraba era el gimnasio de su casa, y lo ha exprimido al máximo. No fuera que se oxidara debido a la inactividad, claro. O que perdiera una brizna de su figura escultural.
Rubio se ha exhibido con un ejercicio matinal que desaconsejan 11 de cada 10 fisioterapeutas: series de elevación de la pelvis con una carga de peso bestial. 140 kilogramos, ni más ni menos. Un disparate. Pilar lo explica así: "Cada día, cada entreno, es una oportunidad para mejorar, un paso adelante". Esto me repito todas las mañanas cuando me levanto e intento buscar mi mejor versión como profesional, como madre, como pareja, como amiga y como mujer". En fin, si ella está contenta con esta reflexión de carpeta, adelante. Ahora bien: la ejecución es un desastre y un riesgo para su integridad. A duras penas puede realizar correctamente la rutina, aunque asegure que "para mi no es un sufrimiento, es un avance, y todo avance pide un esfuerzo. Esto me hace sentirme bien tanto física como mentalmente". Veremos, sin embargo, qué pasa dentro de un tiempo, cuando el cuerpo le pase factura.
Los que ya le han leído la cartilla han sido sus seguidores, muchos de los cuales comparten la pasión por el fitness y el gimnasio de la presentadora. Y lo que le dicen son verdades como templos: que no lo hace bien, que es una barbaridad y que acabará muy mal. Las críticas son unánimes, excepto evidentmente todos aquellos que aplauden cualquier actividad de su ídola, por muy absurda y contraproducente que ésta sea. Es el mundillo de Internet, lleno de fanáticos sin oficio ni beneficio.
La vigorexia es muy mala. La inconsciencia, también. Ánimo y buenos días.