Con los tiempos que corren, la vida de una persona de la tercera edad se ha vuelto mucho más complicada. El miedo de algunos a adentrarse con las nuevas tecnologías y la inseguridad de otros por sus capacidades físicas convierte a los abuelos en una parte de la población normalmente desfavorecida. Dentro de la familia se hace una brecha en que, normalmente, los principales damnificados son los mayores. La ausencia de planes y visitas los hacen estar en casa y su quietud, los hace parecer el típico cuadro que se pintaban de las familias reales. Hay quien dice que una imagen vale más que mil palabras y Pilarín Bayés lo demuestra en cada esbozo que presenta al mundo. Su figura activa se ha convertido en un ser reconocido en toda Catalunya y sus dibujos han traspasado fronteras. Contrariamente a muchos abuelos, Pilarín es una mujer ocupada que todavía trabaja para ser feliz.
No nos podemos imaginar a Pilarín Bayés sin ir acompañada de una sonrisa en la boca. Enamorada de la vida y nosotros de ella, es un ejemplo a seguir absolutamente para todo el mundo. Optimista, risueña y trabajadora, la dibujante es una mujer fabulosa. Sus dibujos y caricaturas han llenado miles y miles de libros, hojas, murales, calles... todo es más bonito si va acompañado de un dibujo de la catalana. Al verlo tan solo viene a la cabeza la sonrisa y su entrega que ha demostrado siempre. Sus 83 años no le han privado absolutamente de nada y, como el buen vino, cuanto más tiempo pasa, es mejor. Con cara de no haber roto nunca ningún plato, seguro que no lo ha hecho, forma parte del patrimonio catalán. La abuela de Catalunya es un ejemplo para todos los ciudadanos. Pilarín, siempre de 10, transmite bondad y tranquilidad en todas sus palabras.
Diarios, radios, pódcasts... siempre buscan el momento para poder invitarla. Normalmente, acepta y lo agradecemos, porque personas como ella son las que tienen que popularizarse. En una de sus declaraciones en un pódcast la dibujante sorprendió por sus palabras. Al ser preguntada por su horario, la mujer explicó la felicidad que le otorgan los dibujos. De hecho, le ocupan prácticamente todo el día. "Me levanto por la mañana, me tomo el azúcar, casi no desayuno y corriendo a dibujar. Me pongo más o menos a las 9 hasta las doce y media" explica Pilarín Bayés. Su pasión casi le hace olvidar el desayuno. Después de comer, descansa, lee el diario, echa la siesta, pero no se despista demasiado porque a las 16 vuelve a ponerse a dibujar 3 horas más hasta las 19. "A las 21 ceno delante de la televisión, pero con los dibujos preparados hasta las 2 o 3 de la noche". La confesión deja sorprendidos a los tertulianos: "Es un no parar".
A Pilarín Bayés le hace feliz dibujar y a todo el mundo es feliz viendo sus dibujos. El horario de una mujer mayor puede llamar la atención a muchos jóvenes que llenan su vida de actividades y dolores de cabeza. Pilarín Bayés emerge como una excepción trabajando sin cesar con 83 años. La plenitud del horario le llena también la vida y si los dibujos la hacen sonreír, que dibuje siempre. La dibujante es alguien a seguir para las personas mayores. El paso de la edad es duro para todo el mundo, pero la forma de enfocar el paso del tiempo es un aspecto diferencial en la vida de cada uno. Personas como Pilarín muestran al mundo que la felicidad es una cosa que crea uno mismo y que, fugazmente, se comparte. Desde EN Blau tan solo podemos pedirle que siga dibujando y siendo feliz, porque el mundo se vuelve un lugar mejor si se llena de dibujos.