La vida de Clara Chía se ha convertido en un huracán. Hace un año era una simple camarera de noche en la calle Tuset y toda su inquietud era esquivar pesados cuando les servía copas. Cuando salía del bar se encontraba en secreto con su amante, Gerard Piqué. En pleno verano de 2022 estalló la noticia: Shakira se separaba y Piqué vivía una historia de amor paralelo con una joven estudiante en prácticas. En este año Clara ha sido objetivo de los paparazzis y entre ellos el más hostil con Piqué, Jordi Martín, consiguió la foto: Piqué y Clara de la mano en una boda al Empordà. Martín ha perseguido la pareja hasta puntos donde no podía estar, como el parking de la empresa Kosmos en la calle Beethoven de Barcelona. Esta invasión del espacio privado ha permitido a Clara pedir una orden de alejamiento del paparazzo que ha quedado vista por sentencia.
La estrategia de Clara es clara: como ella no se considera un personaje público, no tanto como Piqué, cree que el juez le concederá la orden de alejamiento. Clara tiene un as en la manga que Piqué no tiene: dictámenes médicos que acreditan que ha sufrido episodios de ansiedad que la han llevado al hospital por la persecución del paparazzo. Declaró al juez que ha sido perseguida por este fotógrafo en veintiuna ocasiones. El estilo de Jordi Martín, invasivo y poco sutil, empeora la percepción de Clara, que hace un año era una perfecta desconocida. Ante el juez, Clara lloró, se mareó y culpó a Martín de no poder ni salir a comer fuera cada día. Su madre le hace tuppers. La jurisprudencia no es favorable a impedir el trabajo de los profesionales de la fotografía y todo dependerá del testimonio que prestó Clara y si el juez la considera un personaje público o no. Difícil, Clara es una celebrity tanto si quiere como si no. En estos momentos, la más buscada y fotografiada por las calles de Barcelona.
Clara tiene el Instagram privado, toda imagen de ella es buscada. Como la que se produjo este miércoles lejos de los juzgados, cuando Piqué y Clara llegaron a la sede de Kosmos. Allí se dieron un beso de película en medio de la calle, liberados de la tensión del juzgado. La prueba que a todo el mundo les reconoce: un fotógrafo los retrató morreándose delante de la puerta de Kosmos, al lado de la sala de striptis Blue Night en la esquina Beethoven/Bori i Fontestà. Un beso de cine:
Un beso largo, en la boca, en el asfalto delante de las motos aparcadas en la sala nocturna. Un beso con sabor a victoria: Jordi Martín señalado, Clara en la cumbre de la popularidad y Piqué luchando por defender a los suyos. Y siempre, siempre, siempre, alguien con una cámara o un móvil para hacer la foto. Clara lo tiene mal para evitar ser retratada. Si quería seguir siendo anónima se ha enamorado de la persona equivocada.