Pol Espargaró es uno de los mejores deportistas catalanes. El motociclista vive en Andorra y hasta allí ha viajado la furgoneta de Eloi Vila de TV3 para entrevistarlo Al cotxe en el camino de casa a la piscina. Bueno 10,5% de audiencia por una conversación que permitió conocer la experiencia como padre primerizo a los 29 años.
"Ahora que soy padre tengo mucho más miedo. As 11 años me ponía a 240 km/h en una recta. En aquel momento yo estaba preparado. Por eso con 15 años estaba al Mundial. Gracias a hacer estas animaladas. Pero si no estoy el día de mañana mi hija no tendrá padre". Su hija se llama Alexandra y ahora hará un año. Su mujer es la guapa Carlota Bertran.
Sobre ser padre en pandemia, el piloto de Granollers lo recuerda con cierta angustia: "La pandemia me permitió encerrarme en casa con la niña de una semana. Todo era nuevo, pánico: ¿respira? ¿por qué no come? ¡la tetina! Que no le pase nada de que el hospital está como está. Es una aventura. Estuve en el parto, cuando la cogí y se le di a mi mujer, lloré como un niño pequeño. Mis estándares de amor cambian. Es brutal".
Ser motorista y padre cambia la perspectiva "Pienso en los riesgos del trabajo. Claro que tengo miedo, de vez en cuando pasan desgracias y eres consciente del riesgo del deporte que haces. El accidente en la Rep. Checa si no llego a tener tanto riego sanguíneo, con 5 años más se me habría quedado en silla de ruedas". Tiene una familia de postal.
No sería Eloi Vila si no le hablara de la muerte: "En septiembre se murió el abuelo Genís, tuvo una muerte durmiendo, supernatural, estuvo bien hasta el final". Vida y muerte, emoción y miedo. Una conversación amable. Una lástima que el coche no lo condujera Espargaró. Sería más trepidante.