El verano ha sido largo. Nos ha dejado huérfanos de demasiadas cosas. De los actos de Felipe y Letizia, por ejemplo. Por suerte, la reina ha vuelto 'en forma' y abroncando visiblemente enfadada a un escolta por haber tropezado. Y en TV3, de la cita ineludible de los jueves por la noche, el Polònia de TV3, también vuelve a la parrilla. Afortunadamente la espera ya se ha acabado y el día después de la Diada, hemos vuelto a disfrutar con la finezza y la ironía a la que nos tienen acostumbrados. Y repartiendo a diestro y siniestro, como tiene que ser. El independentismo no se ha entregado: "Hemos separado a los independentistas por tramos para que no se peleen: los de la vía unilateral, los de la independencia pactada con el estado, los del casco amarillo vais en el tramo de la vergüenza ajena...". Por no hablar de "la roña de las cloacas del estado y las escobillas amarillas de la independencia para combatirla".
Tampoco se ha librado el gobierno municipal de Ada Colau y la inseguridad ciudadana en Barcelona, con una reencarnación brillante de Queco Novell haciendo de Makinavaja. Pero especialmente hilarante ha sido la recreación increíble de Ivan Labanda de un Albert Rivera inquietante, con tics y actos propios de psycho-killer, con el fin de evitar que el éxodo masivo de miembros de su partido tenga continuidad durante el otoño. El líder del partido naranja hace pasar a un repartidor a su casa donde tiene secuestrados a dos vecinos para obligarlos a que se afilien a Ciudadanos. Puedes ver el momento cliqueando en la foto (a partir del minuto 10'58):
De "Ciudadanos nunca nos vamos" podría ser el nuevo lema del partido. Quizás en el Està passant se quedaron a oscuras, pero en Polònia volvieron bien iluminados.