Esta semana empezó con una esperadísima comparecencia pública. La de Joan Laporta para hablar del llamado 'caso Negreira'. El presidente del Barça habló claro y catalán, sin bajar la cabeza ni pedir disculpas a la caverna, llamando a las cosas por su nombre y cogiendo el toro por los cuernos. ¿Quieren caldo? Pues dos tazas. Como dice Pilar Rahola, "Cuándo los catalanes plantamos cara, hacemos grandes cosas; cuando bajamos la cabeza y nos ponemos de rodillas, siguen atizándonos porque su intención es dominarnos completamente y a poder ser, anularnos. Muy bien Joan Laporta. Bravo por llamar a las cosas por su nombre y señalar a los verdugos. A ver si algunos aprenden de esta actitud". Y es que Laporta no se calló ni una, especialmente, después de ver cómo el madridismo más hipócrita va dando ahora lecciones: "Quiero hablar del Real Madrid. Un club que dice que se siente perjudicado. Un club que siempre se ha visto favorecido por las decisiones arbitrales, histórica y actualmente. El equipo del Régimen, por su proximidad al poder político y económico. Durante 7 décadas, la mayoría de los presidentes del Comité Técnico de Árbitros han sido exsocios, exjugadores o exdirectivos del Real Madrid. Que este club se persone y diga que se siente perjudicado por el mejor periodo deportivo de la historia del Barcelona... Este juicio servirá para desenmascararlos. Un ejercicio de cinismo sin precedentes".

Joan Laporta / Foto: EFE

Después de verlo y de oír todo lo que dijo Laporta, contundente y con toda la razón del mundo, el Real Madrid quiso hacer su meadita. El club blanco, que siempre se llena la boca hablando de "señorío", perpetró un vídeo lamentable y miserable dando su versión sesgada de la historia, presentando un régimen que solo existe en sus ojos, donde dibujaron al repugnante dictador Francisco Franco poco menos que como un culé de cuajo, de cuna. Un vídeo vergonzoso y despreciable a través de su televisión donde se preguntaban: "¿Cuál fue el equipo del Régimen?", haciéndose una película sobre el Barça y Franco, un revisionismo repugnante de la historia: "El Camp Nou fue inaugurado por el Ministro General de Franco, José Solís Ruiz", "El Barcelona otorgó la insignia de oro y brillantes a Franco", "El Barcelona nombró socio de honor a Franco en 1965", "El Barcelona condecoró en tres ocasiones a Franco", "El Barcelona fue salvado tres veces de la quiebra con tres recalificaciones por Franco", "El Barcelona ganó 8 Ligas y 9 Copas del Generalísimo con Franco", "Con Franco, el Real Madrid tardó 15 años en ganar la Liga". "El Madrid quedó desmantelado tras la Guerra Civil. Jugadores asesinados, detenidos y exiliados". "Trofeos robados, la sede destruida, una plantilla en la que sólo quedan 5 jugadores"...

La portavoz del gobierno catalán, Patrícia Plaja, pidiendo al club blanco que retiraran el vídeo, indignación máxima ante una nueva muestra lamentable de cómo faltar a la verdad. Y después de la polémica, este martes por la noche tocaba partido de Champions del Real Madrid en el campo del Chelsea, con presencia del caradura de Juan Carlos I. Victoria sin despeinarse, sin hacer demasiado, y como casi siempre, con una actuación estelar de su portero Courtois y un par de fogonazos en ataque por parte de Rodrygo, y para casa con la clasificación para semifinales bajo el brazo, donde los culés esperamos que se enfrenten al Manchester City de Pep Guardiola, que juega esta noche en Munich. Evidentemente, en la caverna, éxtasis absoluto. Pero del éxtasis a la imbecilidad hay una fina línea. Y eso es lo que han traspasado en el diario Marca, que últimamente están desatados. ¿Por qué? Por el infecto titular escogido, frivolizando con el régimen (que, por si se les ha olvidado, mató a miles de personas), rebajando lo oscura que fue la dictadura abyecta de un personaje nocivo de la historia como el fascista del bigotillo. Un juego de palabras que quizás a ellos les ha hecho mucha gracia, pero que no tiene ninguna. Los palmeros de siempre, aplaudiendo de manera despreciable. Por suerte, mucha gente con dignidad y memoria en la red les ha dicho qué pueden hacer con su portada:

No se puede caer más bajo. Un titular absolutamente miserable.