Luis Figo ha pasado por La revuelta. El exjugador portugués de Barça y Madrid, y ahora miembro de la FIFA, se ha dejado caer por el maravilloso programa de David Broncano y compañía para responder a las inclasificables preguntas del presentador. Allí ha demostrado que no es la primera vez que ve el programa, respondiendo sin ambages a las preguntas clásicas marca de la casa del programa, la de las relaciones sexuales el último mes y el dinero que tiene en el banco, y también ha tirado de sarcasmo hablando del Real Madrid de sus amores y del equipo por el cual su interlocutor tiene simpatías, el Atlético de Madrid. Un Figo que se lo ha pasado pipa allí y que le ha perjurado a Broncano que el día que algún otro invitado previsto les falle, no se presente, que le den un toque y en un momento se presenta en el escenario para que lo vuelva a entrevistar.

La presencia del portugués ha servido para que algún espectador recordara otra presencia suya en un plató de televisión, unos años atrás, donde no se lo pasó tan bien como en La revuelta. Un día en que coincidió ni más ni menos que con un icono del Barça, el gran Hristo Stoichkov, que como en él es habitual, no se cortó nada a la hora de preguntar a quién también vistió la camiseta blaugrana en el pasado, todo y que de infausto recuerdo culé, por su fichaje con nocturnidad y alevosía por el eterno rival, y todo lo que vino después: de ser idolatrado en el Camp Nou a persona non grata, pitada histórica y cabeza de jabalí en el césped incluidas.

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Hristo Stoichkov, entre Luis Figo y Vitor Baia

A raíz de un documental en Netflix, Univision los juntó. ¿Y qué empezó preguntándole el búlgaro al portugués? Por los insultos que recibe cada vez que pisa Barcelona: "A ver, Luís. ¿Cuándo vas por Barcelona la gente te insulta? ¿Te siguen insultando?". Figo respondió que no y le decía con sarcasmo: "A no ser que seas tú, sí..., pero no". Y la respuesta de Hristo, brutal, y muy de su estilo: "Yo sí, yo sigo insultándote"...

Hristo Stoichkov, genio y figura y siempre a punto para decir las cosas a vuelapluma. Maravilloso.