Testimonios sobrecogedores los que ha habido este sábado en el Preguntes freqüents de TV3. Cristina Puig presenta a dos personas que durante un tiempo de sus vidas recientes, han sido sintechos. Un hombre y una mujer que no han tenido más remedio que vivir en la calle. Uno de ellos, Enric Molina, "actor y ex-sintecho", como lo presenta el programa, que estuvo más de cinco años en esta dramática situación, y que ha protagonizado el documental Sense sostre.
Le pregunta la presentadora, sólo empezar, que lleva a alguien a tener que (mal)vivir en esta situación, cómo acaba alguien viviendo en la calle. Explica el invitado que en su caso, "hubo un tiempo que consumía sustancias, y mis padres se hartaron. Además, se separaron. Mi padre no quiso saber nada y mi madre se desentendió. Me dio un billete de 1.000 pesetas y me dijo que me fuera".
"Me consiguieron una pensión, pero como consumía, era o una cosa u otra. Y acabé bajo un puente", explica con crudeza Molina, que da más detalles de cómo se buscaba la vida para dormir cuándo empezó aquella pesadilla: "No tenía un lugar fijo, iba rulando por las Cajas, que era donde más calor hacía. Pero después venían los guardias y te decían que no podías estar, 'tiene que salir'. Y a veces llovía y yo les decía: 'Hombre, está lloviendo, tio'. Al final, encontrabas un lugar donde estar resguardado. Hay una jerarquía, también". Eso, para dormir. Para comer, otro vía crucis: "Iba a las pastelerías o panaderías por si tenían algo de ayer, o les escribía poesías o iba a buscar los diarios o ayudaba a poner las mesas a cambio de un café con leche".
"Más que momentos de miedo, he pasado tensión. Enfrentamientos físicos por un lugar...". Una de las fundaciones que les ayuda es Arrels, de donde es profesora la actriz Ivana Miño, y donde Enric está haciendo teatro. Dice Miño: "Después de estar con nosotros ha hecho pelis, cortometrajes, una obra en el Teatre Lliure...". Molina aporta su experiencia: "Me preguntaban si me había costado hacer la película de 'Sense sostre' y simplemente lo que he hecho ha sido rebobinar un poco y recordar cómo era mi despertar, que era lo primero que hacía y volver a revivirlo".
Una conversación dura, ejemplar y necesaria, la semana que dos personas sin techo han muerto en las calles de Barcelona durante la ola de frío.