La cancelación de 'Sálvame' ha sido, seguramente, el terremoto más devastador de la historia de Telecinco. No se trataba solo de cargarse el emblema de las últimas décadas, la guerra de la nueva directiva de Mediaset era también contra un universo, un legado, una estructura que parecía inamovible e inexpugnable. En el mundo de la empresa, y por descontado en el de la televisión, sin embargo, no hay nada eterno. Y lo que antes eran cumplidos, confianza y sintonía, ahora es distancia, repulsión y revancha. La muerte de 'La Fábrica de la Tele', la productora del catalán Óscar Cornejo y el castellano-leonés Adrián Madrid, responsable de la mayoría de éxitos de los últimos años, es el último paso de la desintegración de aquella época. Una decisión dura, pero irrevocable. Y con detalles que son realmente sorprendentes. Incluso injustos.
La purga, exceptuando a Jorge Javier Vázquez y Risto Mejide, con contrato de cadena, es total. Los primeros en salir por la puerta sin previsión de retorno, los tertulianos y colaboradores del programa de cotilleo. Su relación laboral con Mediaset solo quedaba colgando del hilo del 'Sálvese quien pueda' en Netflix. Es decir, lejos de las instalaciones de Las Tablas, en Madrid. Y bien lejos porque, literalmente, no pueden pasar por el torno de acceso. Están vetados, no son bienvenidos. Algunos han tenido suerte y se han recolocado en la competencia, la última Lydia Lozano. Otros no pueden decir lo mismo, y están a la espera de algún hueco en el panorama audiovisual. Los que también han sido declarados personas non grata son dos presentadoras: una con solera, María Patiño. La otra, la querida Núria Marín, sustituta de la gallega en 'Socialité'. Lo que no sabíamos es la tirria existente contra la de Lleida. Venganza.
El pasado verano la cuerda entre Cornejo y Telecinco empezaba a estirarse hasta extremos insoportables. A pesar de crear el 'Cuentos Chinos' de Jorge Javier, que duró menos que una bolsa de golosinas a las puertas de un colegio, todo el mundo sabía que el divorcio era inminente. También la mejor solución. La confianza se había roto, especialmente por la entronización de Ana Rosa Quintana, la compañera más hostil contra los productos de 'La Fábrica', especialmente a raíz del huracán Rocío Carrasco. La nueva gestora del "difunto" Borja Prado quería erradicar cualquier rastro o recuerdo de la productora, y comunicaron su veto a Patiño y Marín. Cornejo y Adrián han ofrecido más detalles en una entrevista en el digital 'Bluper': "Nos lo dijeron hace mucho tiempo. No lo entendíamos". De hecho, tienen mucha razón: Marín, ahora asentada en TV3, siempre ha sido una trabajadora leal, nada problemática, dispuesta a remar a favor. Pero le han hecho la cruz.
Mediaset ha colocado el 'Socialité' a la productora de Christian Gálvez. A partir de enero, los cambios serán evidentes. Y seguramente no veremos a Marín nunca más en la cadena amiga. Cornejo todavía no lo da por hecho, pero leyéndolo la sentencia es clara: "No sé si lo harán. Pero, ¡qué más da! Siempre ha estado claro. Hace meses que estaba claro. Otra cosa es que nos parezca increíble. Pero lo que parece es. Pese a que nos negaban cosas, como el fin de Sálvame, después ocurrió lo que ocurrió. Nos enteramos todos y 200 productoras que lo sabían". La relación "tóxica" con el grupo audiovisual, después de 17 temporadas, había llegado a límites insospechados. Pero en vez de aprovechar el talento y de pensar con el cerebro, los que se han impuesto han sido los intestinos. Telecinco pierde mucho más de lo que gana, es evidente. Porque Núria triunfará, y la travesía por el desierto de Mediaset parece que será larga y espinosa. Al tiempo.