María Patiño es a día de hoy una de las presentadoras más famosas de la televisión. Lleva más de dos décadas vinculada a la pequeña pantalla, siempre en programas de crónica social, donde se mueve como pez en el agua. Primero en Antena 3 con DEC junto a Jaime Cantizano, y después en Telecinco con ‘Sálvame’ junto a Jorge Javier Vázquez. Precisamente, es en este último espacio donde se ha ganado con creces el título de presentadora con programa propio. Debutó como presentadora del ‘Deluxe’ en sustitución de Jorge y Terelu, algo que no gustó a ésta última. Finalmente le concedieron un espacio propio los fines de semana, ‘Socialité’.
Sin embargo, en décadas anteriores otras presentadoras ostentaban la misma fama. Eran otros tiempos. Hace unos meses, concretamente el 4 de septiembre, se cumplieron 28 años de la muerte de Sonia Martínez. La popular presentadora falleció con tan solo 30 años, el mundo de la televisión estuvo de luto durante mucho tiempo. Cuando se conoció la noticia incluso a los espectadores se les heló la sangre. Tenía una prometedora carrera vinculada al cine y a la televisión, sin embargo se la vinculó al mundo de las drogas.
Justamente a principios de septiembre, un usuario de Twitter puso en contexto el momento en el que se encontraba la conocida presentadora madrileña, conocida por programas infantiles de la década de los 80 y 90, testigo que cogió unos años después Letizia Sabater.
“Sonia Martínez se convirtió en uno de los casos de cancelación —antes incluso de internet— que peor acabó en la historia de la televisión española”, comienza Carlos Barea su hilo de Twitter, en el que señala su aparición en topless en una revista, y el “ensañamiento” de la prensa del corazón de la época, como detonante de su declive y caída en las drogas.
La vetaron porque no estaba bien visto que una presentadora infantil se mostrase sin ropa en una revista. Hace unos meses María Patiño dejó caer la misma teoría. “Si me sacan haciendo topless ahora, no pasa nada, pero hubo un tiempo en que tenía consecuencias”, dijo la presentadora de Socialité y Sálvame.
Su aparición en la revista Interviú fue su declive laboral
Sonia Martínez era una avanzada a su época. Tal vez fue por su viaje a Nueva York para aprender inglés. Vino muy cambiada, con otra mentalidad. De hecho, Interviú la pilló haciendo topless en una cala de Ibiza.
TVE prescindió de ella supuestamente por el fin de su contrato, sin embargo Sonia les demandó y tuvieron que readmitirla. “El topless de Interviú provocaría su despido de TVE, llegando su caso al Congreso. Tras ganar el juicio, sustituye a Alaska en La bola de cristal, pero el programa se cancela antes de que comience a presentarlo. Después, cae en la heroína y acaba internada en una clínica de desintoxicación”, recuerda ahora el usuario Carlos Barea.
Un año antes de que todo esto ocurriese se sumó el fallecimiento de su madre, con tan solo 43 años. La falta de trabajo la llevó a buscar oportunidades en el mundo del deporte hasta que cayó en las drogas y el alcohol. Se casó con José Manuel Padilla, un ex drogadicto, y dio una entrevista en la que confesó que ella era “la primera famosa que ha dicho que se pincha”.
Su situación económica era crítica. Una vez se la pilló en la Casa de Campo. “Una vez en la calle, vive prácticamente en la indigencia, moviéndose por los bajos fondos madrileños”. A partir de entonces todos los titulares estaban relacionados con el consumo de drogas.
Aunque intentaba rehabilitarse, volvía a recaer. En aquel entonces descubrió que tenía el virus del sida, transmitido a su hija, Yaiza. “Terminaba así la vida de una mujer que pudo ser y no fue, y con la que los medios se enseñaron profundamente”, concluye Carlos Barea su análisis del caso 'Sonia Martínez' en este hilo de Twitter.
“A los chavales de la época nos tenía enamorados… recuerdo su final, fue muy triste… mucha hipocresía en aquella época, no lo merecía”; "el periodismo rosa mataba hasta a quienes no morían; el relato parece la sinopsis de una película que podría titularse: Cómo destruir a una persona sin ningún motivo”; “Me ha sobrecogido recordar a Sonia y su vida. Me revuelve como siempre que se juzga a la gente en la calle. Nos creemos inmunes a vivir debajo del puente", son algunas de las reacciones que pueden leerse al final del relato.