El concurso de Kiko Matamoros en ‘Supervivientes: Perdidos en Honduras’ está siendo de traca. Nunca lo habíamos visto así, pero la verdad es que Kiko está conquistando nuestro corazón. Aunque igual de refunfuñón y peleón que en cualquier plató de Mediaset, Matamoros está demostrando en los Cayos Cochinos cómo se comporta un buen superviviente. A sus 65 años no todo es tan fácil y más para un apersona como él, que tiene hábitos como el gimnasio o la dieta tan arrelados a su modus vivendi.
Aunque empezó con el pie cambiado debido a varios ataques de mosquitos, ahora el hermano de Coto está viviendo prácticamente en un oasis. Por fin ha aprendido a pescar y sus artilugios acuáticos y su maña ya han empezado a dar sus frutos en forma de pescaítos que comparte con sus compañeros de isla.
Aunque lo mejor de Kiko no está siendo ni la pesca ni su barbita de superviviente al más puro estilo ‘Robinson Crusoe’. El colaborador de ‘Sálvame’ se está ganando la audiencia a base de sinceridad. En una de las últimas galas, el padre de Diego, Anita y Laura Matamoros se sinceró ante Jorge Javier Vázquez: “Parece una idiotez y que lo dice todo el mundo, pero este concurso te cambia, y creo que esta experiencia a mí me está cambiando para muy bien”. Como decimos, las aguas de Cayo Paloma y Cayo Menor parece que se tratan prácticamente de las aguas de una 2ª juventud para muchos de los aspirantes a mejor superviviente 2022, y Kiko no es una excepción. “El médico me dice: ‘Llevas dos meses y te aseguro que has ganado cuatro años de tu vida’”, explicaba emocionado Kiko ante la audiencia, que se levantaba en masa para aplaudir a este jabato de la supervivencia.
“Orgulloso de haberle echado cojones”: el cambio de Kiko
Según ha revelado el propio Matamoros, el colaborador de ‘Viva La Vida’ llegó a la isla con un “proyecto de infarto”. Proyecto que parece haberle desaparecido del todo. Sus nuevas rutinas y el aire fresco de los cayos hondureños han hecho de Kiko una persona totalmente diferente. “Hoy tenía la tensión a 11,7 que eso yo no la he tenido en mi vida. Y las pulsaciones a 53 en reposo, que eso en una persona de mi edad es una locura. Una locura de bien… antes de entrar tenía un proyecto de infarto, estoy orgulloso de haber renunciado a muchas cosas, de haberle echado dos cojones”, finalizaba Kiko. Olé, olé y olé.