El mayor efecto colateral de la injusta situación que están viviendo los presos políticos lo pudieron comprobar los espectadores de TV3 en un Sense ficció sobrecogedor. Después de más de un año faltos de libertad, asistiendo desde hace semanas al juicio que tiene que determinar si estarán muchos años más en prisión o si finalmente podrán salir de ella, aparte de ellos, los que más sufren son, evidentemente, sus familias.
Las parejas, hijos y padres de los acusados viven como pueden en un estado anómalo, privados de tenerlos en casa, y donde el día a día se ha convertido en viajes constantes a las prisiones y en el contacto con sus seres queridos a través de un cristal. Ir a los centros penitenciarios, verlos allí y después, volver hacia casa con la tristeza, la rabia y la impotencia es algo a lo que es imposible habituarse, por muchas veces que repitan este proceso: "Quítatelo de la cabeza: aquella vida de antes no volverá nunca. Construye otra cosa. Pero no es fácil cuando no lo has escogido tú", "No quiero que aquella gente se permitan el lujo de dominar mi vida", "he tenido momentos de angustia..., bien, todavía los tengo". Son frases que los familiares de los presos han dicho en el hiriente y necesario reportaje "Un procés dentro del Procés".
El procés psicológico y emocional que están haciendo las familias de los presos en toda su realidad y crudeza. Familias explicando las herramientas psicológicas que han adquirido durante los últimos meses para afrontar la adversidad y ser más resistentes a una situación dura. Susanna Barreda, la compañera de Jordi Sànchez; Esther Cuixart, la hermana del presidente de Òmnium; Blanca Bragulat, la pareja de Jordi Turull; Laura Masvidal, mujer de Quim Forn; Diana Riba, compañera de Raul Romeva; Bernat Pegueroles, pareja de Carme Forcadell; Neus Bramona, la de Oriol Junqueras (que prefiere continuar lejos de los medios y supimos de sus sentimientos por un texto)...
Personas que han sufrido en silencio y que lo siguen haciendo, a la vez que siguen luchando: "Recuerdo perfectamente la conversación con mi hija pequeña. Un día, cuando supo que a su padre le pedían 30 años, me dijo: 'madre, yo seré una señora, cuando salga'". Es el testimonio de Susanna Barreda. O este otro de la hermana de Cuixart: "Mi madre, con 78 años, dice: 'Nos ha cogido un poco grandes. Cuando Jordi salga, estaremos muy viejitos, o vete a saber. A mí me gustaría volver a ver al Jordi libre'. Y yo le digo que lo que tiene que hacer es darle la vuelta a la tortilla y cuidarse mucho". Puedes verlo cliqueando en la foto:
Un reportaje necesario que todo el mundo tendría que ver si todavía no lo ha hecho.