Empiezan las procesiones de Semana Santa en plena campaña electoral. ¿Cómo combinar las dos celebraciones? Los CDR de Tarragona han organizado una procesión amarilla a las ocho de la noche del Viernes Santo en la capital tarraconense y su tuit convocando a los devotos es toda una provocación:
Los manifestantes tienen que llevar "capitirotes amarillos" y servirá para criticar la censura. Una buena causa que servirá al mismo tiempo para reclamar la libertad de los presos políticos. La idea es buena solo por las iras que ha despertado al unionismo más hiperventilado que acusan el independentismo de hundir el cristianismo: "El nacionalismo ha sido en Catalunya un activo catalizador del derrumbe del cristianismo".
En twitter se pueden leer reacciones al acto reivindicativo tomándolo como una ofensa pagana: "No se portará a Cristo, sino a la Santa Urna o fiambrera de plástico. No es pregarà pas per la nostra salvació, sinó per la independència. No se llorará al Crucificado, sino a Junqueras y los demás golpistas". Los ofendiditos. Si pica, es que cura.