Tamara Falcó e Íñigo Onieva protagonizaban la boda del año, mejor dicho de la década, y es que, por un momento, este compromiso parecía imposible. La marquesa de Griñón paraba el mundo a raíz de los 'nanosegundos del metaverso' donde su prometido salía enrollándose con una chica que no era ella, es decir, se destapaba una infidelidad impensable para la hija de la Presley. El público aplaudía la ruptura, animando a Falcó a enviarlo tomar viento, pero la dignidad de la joven no duraba demasiado y, tan solo unos meses más tarde, publicaban su reconciliación anunciando los nuevos planes de boda. Tamara Falcó quería darse el "si, quiero" fuera como fuera. Finalmente, lo consiguió, pero bien, le ha salido caro. Y no nos referimos al nivel de vida que lleva el matrimonio (con eso están los dos de acuerdos) hacemos referencia a las imposiciones, desventajas y complicaciones que el joven de negocios le hace sufrir a Falcó. Digamos que no viven un matrimonio como el de las princesas Disney.

Las noticias, especulaciones y rumores del matrimonio salen incluso debajo de las piedras, y es que, el fantasma de la separación los persigue, sin embargo, de momento, Tamara Falcó es más rápida. Hace unos días les veíamos posar delante de la cámara con un bebé en brazos, una imagen que hacía saltar el tema de la paternidad entre el matrimonio, ya que, parece una cuestión totalmente tabú a la familia. No hay ni rastro de un embarazo y tampoco parece que haya demasiadas ganas por parte del chico, quien, tiene que irse de viaje constantemente para empezar a pulir negocios importantes. No preguntéis demasiado, porque no hay ni rastro de detalles laborales sobre el joven, todo son habladurías. Tamara Falcó duerme muchas noches en casa su madre, no le gusta dormir sola sin su marido que tanto añora, y por eso se va a hacer una visita a su mamá. Pero ella siempre tiene presentes los recuerdos y las vivencias con su querido Íñigo, sobre todo su boda, la cual no olvidará nunca ni los momentos mágicos, ni sobre todo, la cantidad de regalos.

Tamara Falcó en 'Martínez y Hermanos' / Movistar +
Tamara Falcó e Iñigo Onieva a la boda / Instagram

Tamara Falcó visitaba "Martínez y Hermanos" con ganas de charla, lo que más le gusta a ella. Es fácil que patine de lleno a la hora de hablar sobre temas de actualidad, pero lo que no nos pensábamos, es que patinaría hablando de su propia boda. Uno de los momentos más emblemáticos del programa (que además compartía con la ganadora de OT, Naiara) fue cuando la marquesa se ponía a hablar sobre su celebración, los invitados y, concretamente, los regalos. En un intento de dar una imagen humilde, Tamara Falcó dijo el siguiente: "Hubo un 60% de la boda que no nos regaló. El 40% restante mandó regalos y como eran días de mucho ajetreo en casa todavía hay cosas sin abrir y algunos regalos que no encuentro." La respuesta escandalizó en el mundo de la prensa rosa, cuando menos, ¿Cómo puede ser que más de la mitad de invitados no te hicieran regalo, a la mayoría de ellos con buen cojín económico?

Tamara Falcó en El Hormiguero / Antena 3

Sonaba extraño y peculiar, y ayer, durante su participación en 'El Hormiguero' a Pablo Motos le subía la mosca a la nariz y sentía la necesidad de preguntarle. Con un tono de rintintín, le preguntaba lo siguiente: "Oye Tamara, ¿cómo es eso de que los invitados no te regalaron nada para tu boda? Yo te regalé" Y bien, si la primera respuesta, sobre su boda, ya os hacía poner las manos en la cabeza, esta directamente os hará alucinar. "Íñigo no me deja decir nada al respeto, ya meto la pata lo suficiente". "Muchas gracias a todos los que me regalasteis, significa un montón" Ala, ya sabemos cuál debió ser su última bronca: las constantes pifias de Tamara.

Tamara Falcó e Íñigo Onieva / Europa Press

A la marquesa de Griñón se le va la lengua constantemente, y eso no le debe hacer nada de gracia a Íñigo Onieva, quien mide siempre sus palabras ante la prensa, no fuera que se le escape ningún secreto de los que esconde. A Tamara Falcó, en cambio, le da igual, no tiene nada que perder porque tampoco tiene nada que esconder.