Ser culé los últimos meses, los últimos días y las últimas horas es un vía crucis. Con una directiva que se supera cada día en hacer el ridículo, los últimos capítulos del Barça parecen escritos por el peor de los enemigos: desastre en la Supercopa, adiós a Valverde, paripé con Xavi en Qatar, baile de entrenadores, Setién pellizcándose por su fichaje, Dembelé lesionado (da igual el día que lo escuchen, que acertarán), se ficha a alguien que se llama Trincao, Abidal escupe ael vestuario y Messi le responde. Y lo que te rondaré, morena. Que Rakuten vaya preparando la segunda temporada de Matchday.

Efe

El club es un desbarajuste. La sensación de barco que se hunde es dolorosa. Pero Bartomeu y compañía parecen tener alma de orquesta del Titanic empeñada en seguir tocando notas. Aunque la música que hacen sonar sea un despropósito tras otro. Los aficionados azulgranas se ponen las manos en la cabeza y aunque estos días haga sol, temen la llegada del invierno. Un invierno que puede ser muy largo cuando a Leo Messi se le agote del todo la paciencia y diga, con razón, aquí os quedáis. Imaginarse a un Barça sin Messi es un ejercicio de masoquismo inevitable. Pero ahora están dando más motivos que nunca. El argentino estalló ante la enésima metedura de pata por parte del club, representado en la persona de Eric Abidal.

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El secretario técnico habló demasiado. Y según el capitán del Barça, a la ligera y sin razón. Y Messi dijo que ya basta. Que cada palo aguante su vela, vino a decir, exigiendo que no le toquen las narices al vestuario y que no señalen con un dedo acusador sobre mala profesionalidad por parte de los jugadores. Habla poco. Escribe todavía menos. Pero cuando lo hace, ponte a resguardo.

@leomessi

Esto escribía por la noche, callándole la boca a Abidal. Los próximos partidos y hasta finales de temporada, veremos cuál es el grado de estar hasta el gorro del argentino. Sin embargo, ¿qué hizo Leo Messi después de vaciar el buche de su enfado? Hacer lo que hoy por hoy, parece la única cosa que le aleja de la triste realidad que se vive en el Barça, estar con su familia. Su mujer y sus tres hijos son su gran apoyo, y las sonrisas que no le salen cuando juega, o al ver el desbarajuste en que se ha convertido su club, afloran de manera mayúscula cuando está con Thiago, Mateo, Ciro y Antonela. Ha sido ella misma quien ha regalado un posado donde se ve a la familia Messi radiante y feliz, horas después de la respuesta del capitán al secretario técnico, acompañada de un texto ilustrativo: "Juntos es siempre mejor".

Juntos, sí, pero no al lado de según quien, debe pensar el '10' del Barça. El barcelonismo, encomendado a los hijos y a la mujer del argentino. Sólo ellos pueden hacer que el crack vuelva a sonreír. Porque si lo tiene que hacer la directiva, ya nos podemos calzar.