Confiesa que no sabe cuando supo que se quería dedicar al mundo del espectáculo, aunque con los años ha dejado constancia que nació para ello. Hijo de padre payés y madre cocinera, Quim Masferrer fundó, con la ayuda de dos compañeros suyos de instituto y con tan solo 14 años, su primera compañía de teatro. Y desde entonces ha hecho lo que mejor sabe: hacer reír al público. TV3, Rac 1 o Catalunya Ràdio. Muchos son los medios que no han podido sucumbir a los encantos del humorista. Aunque él lo tiene claro “soy hombre de teatro porque mi esencia es el teatro”. Eso sí, reconoce que “la tele y la radio son dos medios que me gustan mucho y me han dado mucho”.
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Pues la pequeña pantalla le ha dado uno de sus programas estrella, ’El Foraster’, que pronto empezará con su sexta temporada. Una vuelta que Masferrer afronta “incluso con más ganas e ilusión que las otras veces porque ha estado durante cuatro meses en la nevera, debido a los problemas presupuestarios de la cadena”. Una vuelta que se suma a su gira ‘Bona Gent’. Un espectáculo con el que pretende homenajear al público porque “tan importante son ellos, como la gente que subimos al escenario, porque sino no habría espectáculo”. Y es que al humorista, el nombre de su gira le viene que ni pintado porque, pese a tener al público sentado y esperándole para salir al escenario, Quim Masferrer demuestra lo mucho que le gusta hablar y nos concede esta entrevista para el equipo de En Blau.
Quim, ¿de dónde sale el nombre de ‘Bona Gent’?
El nombre sale del programa piloto que hicimos con ‘El Foraster’, antes de saber si TV3 lo compraría o no. Me acuerdo que fuimos al pueblo de Espolla y ahí estuvimos rodando durante dos días y nos quedamos cautivados por la forma en la que nos acogieron sus habitantes. Entonces, cuando estaba escribiendo el monólogo final de ‘El Foraster’, no quería despedirme con un “gracias Espolla” porque considero que la palabra “gracias” la banalizamos mucho. Por lo tanto, y después de darle muchas vueltas, no se me ocurrió otra cosa que decir: “Gente de Espolla, sois muy buena gente”. Y desde entonces me pareció que ese sería un poco mi ‘leitmotiv’.
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¿Consideras que hace falta más buena gente?
Creo que la buena gente somos muchos más de los que no lo son. El problema es que unos hacen más ruido que los otros. De todas formas, tengo pruebas irrefutables de que todos somos muy buena gente y haciendo ‘El Foraster’ lo he podido constatar. Que alguien sea capaz de contar algo íntimo, sabiendo que lo que diga será visto por muchísima gente, es de ser muy buena gente.
Hablando de ‘El Foraster’, ¿qué supone para TV3 la vuelta del programa?
Es un programa que ha dado muy buenos datos de audiencia y durante estos cinco años he percibido que la gente lo quiere. Y eso, tanto yo como el equipo, lo hemos notado cuando, por ejemplo, Pepe, de Castellfollit de la Roca, nos contó que estaba construyendo un catamarán porque quería cruzar el Atlántico, pero que le hacía falta dinero para comprar las velas, y que durante el monólogo final del programa se consiguieran hasta 14.000 euros para hacer realidad su sueño. Esto va mucho más allá de un programa de televisión.
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¿Qué es lo primero que pensaste cuando supiste que ‘El Foraster’ no continuaba?
A mí me dijeron que el programa no tenía presupuesto para continuar, pero que desde TV3 querían que continuase, que es muy distinto. Entonces nunca perdí las esperanzas, porque desde la cadena siempre me han cuidado muy bien, y pensé que ya nos avisarían y que conseguiríamos solucionar el problema. Aunque también es verdad que pensé que si el programa se tenía que terminar por este motivo, pues que era una mierda. De todas formas, la cancelación temporal del programa ha sido una experiencia muy positiva porque me ha permitido vivir momentos únicos, que sino no hubiera podido vivir. Por ejemplo, un día, andando por la Diagonal, me crucé con un hombre que me dijo que se dedicaba a grabar, de manera muy casera, bodas y bautizos y que me ofrecía el estudio de su casa para que pudiéramos hacer el programa. A mí se me cayeron las lágrimas porque me pareció algo maravilloso.
Como espectador, ¿qué piensas de la situación de TV3?
TV3 es un milagro porque, aún siendo una televisión autonómica, por mucho que nos pese, es capaz de liderar audiencias mes tras mes. Pero lo mejor es que lo hace con programas como ’30 minuts’ o ‘Sense ficció’, donde no hay carnaza fácil, y compitiendo con televisiones privadas que disponen de presupuestos descomunales a sus espaldas.
¿Por qué dices que TV3 es un milagro?
Lo digo porque una vez tuve el honor de presentar una edición de ‘La Marató’ y en tan solo un día recaudamos hasta diez millones de euros, con un público potencial de 7 millones de espectadores. ¡Esto es brutal! De hecho, me acuerdo que en uno de los ensayos que hice con Mónica Terribas había una televisión internacional que vino expresamente para preguntarnos cómo lo hacíamos…
TV3
¿Qué piensas del programa ‘El Paisano’?
‘El Paisano’ es un programa que ha funcionado muy bien por España, aunque no tanto en Cataluña, y que ha sido producido por la misma productora de ‘El Foraster’. Por lo tanto, estamos muy contentos con el resultado de ‘El Paisano’. Además, con ‘El Paisano’ he podido ver lo que siente la gente cuando ve ‘El Foraster’ porque he tenido la oportunidad de descubrir, al mismo tiempo que todos, un nuevo pueblo y esto me ha gustado muchísimo.
¿Te plantearon presentar ‘El Paisano’?
No.
¿Te hubiera gustado?
Me hubiera gustado porque conocer gente me encanta y me fascinan los pueblecitos pequeños del España. Pero también es verdad que por temas logísticos no creo que hubiera podido porque, entre otras cosas, tengo una hija de tres años y no es lo mismo ir a grabar a Portbou, que irte a cualquier parte de España. Creo que ‘El Paisano’ no era un proyecto hecho para mí.
TVE
¿Te plantearías trabajar para alguna cadena de televisión española?
Si se diera la opción, sí, claro. En Cataluña me siento muy cómodo pero, si me ofrecieran un proyecto que me gustara, desde una televisión estatal o de cualquier otro estado, claro que trabajaría con ellos. Pienso que las artes no tienen fronteras. ¿Te imaginas que ahora me dijeran de hacer ‘El Foraster’ en Latinoamérica o en Marrakech? Me lo miraría con muy buenos ojos… [ríe].
¿Cómo vives la polémica de los lazos amarillos?
El tema de los lazos es un daño colateral de una cosa muy injusta como es el encarcelamiento de Oriol Junqueras, Dolors Bassa, Carme Forcadell, con quien hice la vía catalana… De hecho, ahora se acerca la Diada y el año pasado estuve cuerpo a cuerpo con Jordi Sanchez y con Jordi Cuixart, las dos personas más pacificas que conozco. Entonces, que no me vengan con hostias de si se puede o no poner lazos amarillos en un sitio porque quitar lazos amarillos es destruir, mientras que ponerlos significa construir y libertad de expresión. Lo que tendríamos que hacer es hablar de qué hacen esta gente encerrados en la cárcel.
Hablando de los lazos amarillos, ¿qué opinas de la acción de Ciudadanos?
Ciudadanos es un partido que está destruyendo porque todo esto son estrategias que muchas veces están envueltas de ‘fake news’, con un único objetivo electoralista de generar odio y opinión. Es más, pienso que, como líder de Ciudadanos, Albert Rivera demuestra que la gente le importa una mierda quitando los lazos amarillos. A mí me encanta tener la estelada colgando del balcón de mi casa y lo más bonito de todo es que mi vecino tiene la bandera española, y un día le dije si quería que se la atara porque se le estaba a punto de caer. ¡Esto es muy bonito! El problema es que las acciones de Ciudadanos tienen otra intencionalidad y no están hechas desde el respeto.
Efe
¿Y de que se agrediera a un cámara de Telemadrid pensando que era de TV3?
Lo que realmente me sabe muy mal es que lo agredieran pensando que era un cámara de TV3. Es una excusa que me parece muy grave porque pienso que tendríamos que respetar tanto la opinión de la gente de la calle, como la de todos los medios que existen. Aprovecho también para transmitir toda mi solidaridad con el compañero agredido de Telemadrid.
¿Todos estos elementos condicionan la libertad de expresión?
No puede o debe condicionarnos. Muchos de nosotros nos dedicamos al espectáculo por la libertad que nos supone a la hora de expresarnos. Nadie me puede decir lo que tengo o no que decir encima de un escenario porque, de ser así, estarían coartando una de las cosas que más me gusta de mi trabajo que es la libertad absoluta para explicar cosas. La cultura es debate y opinión, y el día que nos dé miedo decir lo que queremos decir, estaremos acabados.
Roberto Lázaro
De hecho, en la fiesta mayor de Els Pallaresos, tuviste un final de espectáculo amargo por pedir la libertad de los presos políticos. ¿Qué pasó?
Fue una actuación extraordinaria ante 1.500 personas. Fue brutal. Al acabar la actuación mucha gente se me acercó para felicitarme, o contarme algo, y hubo dos personas que vinieron a recriminarme que hubiera pedido la libertad de los presos políticos porque, según ellos, no lo podía hacer. Entonces intenté establecer un diálogo, porque me gusta mucho hablar, pero fue muy complicado porque apenas había turno de palabra. Pero, si te soy sincero, de la actuación que hice en Els Pallaresos no me quedo con esto, sino con que fue una de las mejores actuaciones que he hecho en esta gira, por el volumen de personas que se acercaron a verme y que nos regalaron historias fantásticas.
¿Es la primera vez que te ha pasado?
Lo que pasó en la fiesta mayor de Els Pallaresos no es la primera vez que me pasa. La cosa es que aquel día había cámaras y el vídeo se hizo viral en cuestión de minutos. Piensa que llevo muchos meses pidiendo la libertad de ellos, desde que entraron en la cárcel, y lo voy a seguir haciendo.