Los lunes son los días más especiales para todos los espectadores de TV3. Después del 'Telenotícies vespre', apagad las luces y preparad las palomitas porque Quim Masferrer se aventurará a conocer a la gente de un nuevo pueblo pequeño de Catalunya. Desde que ha vuelto 'El foraster' en nuestras pantallas, todo es un poco más bonito. Ya contamos las horas para que llegue el momento de que el presentador coja el coche y se plante a los pies del siguiente municipio. En esta ocasión toca Alp y, ya en el pequeño tráiler del programa, hemos podido ver que promete. Nieve, esquíes y la búsqueda de la felicidad, el plan es espectacular y si es Quim Masferrer quien lo protagoniza, todavía lo es más. El presentador tiene aquella gracia especial que nos hace reír en cada cosa que dice. Lo conocemos tanto que muchas veces nos esperamos su reacción, pero no podemos evitar sonreír.
Si hay una cosa que es muy característica de 'El foraster' es el monólogo final, donde Quim se pone a la población en el bolsillo interactuando con los personajes principales que aparecen durante el episodio. La escena siempre es especial porque sirve como despido de un pueblo que, en pocos días, le llega al corazón. La "buena gente" que conoce siempre se muestra muy agradecida con el presentador y los momentos en que aparece el escenario son unos de los más cómicos del programa. De hecho, el monólogo no se lo quiere perder nadie y, aunque pueblos pequeños, siempre vemos llenos los pabellones donde los protagoniza. Ahora, Quim ha explicado lo que no se ve de la preparación de esta parte del episodio y ha confesado un secreto que dejará tocados a los espectadores que lo van a ver en persona.
En el vídeo aparece Quim detrás de las cámaras preparando su monólogo y cogeos a las sillas porque empieza fuerte: "Yo necesito llevar gafas, pero el monólogo lo hago sin gafas, porque hace muchos 'brillos'". El presentador señala los focos de la luz, pero ya sabemos por dónde va. Cuando habla con el público, no ve nada: "Y entonces a la que me quito las gafas... Ahora mismo no veo casi nada. Nada. Y los veo borrosos...". La confesión es espectacular. El protagonista no enfoca la vista en uno de los momentos más importantes del programa. Realmente, lo disimula muy bien, pero ahora ya sabemos que cuando lo veamos sin gafas quizás no sabe con quién habla. "Pero eso no lo expliquéis porque... Me hago mayor y también...". No te preocupes Quim, nosotros te lo perdonamos todo.
El presentador no ha perdido la chispa de actuar ante el público y reconoce que no se pone nervioso, pero tiene aquel nervio para que todo salga bien. También ha explicado que su margen para aprendérselo es muy corto: "Tienes muy poco tiempo para estudiar un monólogo. Un monólogo que solo lo tirarás un solo día y ya está. No es como un teatro que te estudias un texto y puedes estar de gira dos años. Aquí no. Me he estudiado un monólogo. Tengo dos días para estudiármelo y hoy lo tiraré y ya está". Quim disfruta grabando el programa y haciendo sonreír a los más pequeños. En el vídeo se le nota aquella ilusión que se necesita para protagonizar estos acontecimientos. El protagonista acaba "cansado, sudado, pero muy contento". Casi como nosotros cuando miramos el programa de tantas emociones juntas. Muchas gracias, Quim, por seguir conociendo a la buena gente de Catalunya.