Una de las claves para que El Foraster sea uno de los programas más bonitos, emotivos y que toca la fibra de toda la parrilla de TV3 es la buena sintonía que se genera entre su presentador, el bueno de Quim Masferrer, y todos los vecinos de los diferentes pueblos que va visitando. La buena gente que tenemos en Catalunya no se acaba nunca, y los espectadores del programa nos emocionamos cada semana que Quim conoce a personas con una historia de vida íntima, apasionante y dispuestos a compartirla con todos nosotros. Esta es sin duda una de las claves para llegar a los corazones de los espectadores. Masferrer les habla con respeto, admiración, amor y mucho respeto. Y las personas que va conociendo, le abren su corazón y sus recuerdos. Pero cogerle tanto cariño a todas estas personas comporta una sensación triste al mismo tiempo: sentir una inmensa pena cada vez que durante los años de emisión de El Foraster, superando ya los 100 programas, se ha tenido que lamentar la muerte de alguno de los vecinos de los rincones preciosos del país que ha ido visitando el presentador y actor catalán. Y por desgracia, durante tantos años de programa, ya van unas cuantas.
Quién no recuerda a Albert Güell, uno de los dos hermanos nonagenarios del Montmell, en el Baix Penedès, que nos dejó ahora hace un año. Solo llegar al pueblo, Quim se los encontró sentados, el uno al lado del otro: Roman y Albert, en este rincón maravilloso entre viñas y montañas, 1.582 habitantes que viven en el Penedès más escondido, pero lleno de amor. "¿Cómo estamos?", les preguntó Quim. Y Roman, el del bastón, le respondía socarrón: "Sentados, bien". Vivían el uno al lado del otro, puerta con puerta. Vecinos y hermanos. Roman cogía la palabra: "Cuando eres viejo, te sale todo: sordo (dice en referencia a su hermano), cojo (dice en referencia a él)... Él tiene 95 años años y yo tengo 92". Unas semanas después del encuentro, moría este entrañable vecino. O Ramon del Albi, hace tres años, víctima de la maldita pandemia de coronavirus, a los 50 años. En un pueblo de 762 habitantes en las Garrigues todos nos enamoramos de Ramon, a quien todo el pueblo regalaba botellas vacías de colonia. Solo le faltaba una, la de Barón Dandy. Masferrer se la regaló al final del programa y Ramon lloraba de emoción y abrazaba a El foraster. La noticia golpeó a Quim Masferrer, que se despedía así con un mensaje conmovedor:
Masferrer ha ido conociendo a tanta gente que, algunos, es ley de vida, por desgracia ya no están entre nosotros. Y ahora se acaba de saber la muerte de un querido vecino, esta vez, de Tivissa, en la comarca de la Ribera de Ebro, con 1.619 habitantes que viven en uno de los términos municipales mayores de Catalunya. En febrero del año pasado conocimos este lugar precioso, y allí, conoció solo llegar a Miquel y Fina, a quien en el pueblo conocen como "la pareja de los motorizados". Dos abuelos entrañables, con silla de ruedas motorizada para desplazarse. Quim, maravilloso: "Miquel, ibais haciendo eses por el medio de la carretera... Hoy en día que hay tantos vehículos eléctricos, coches, bicicletas, patinetes, monopatines, y que las personas mayores tienen que vigilar que no les atropellen, resulta que aquí en Tivissa tienes que vigilar que quien no te atropelle sean las personas mayores".
Incluso, hicieron una carrera, que ganó ella, y Miquel, sensacional, le dice: "Me he dejado ganar". Desgraciadamente, el periodista de TV3 Joan Ramon Vallvé, acaba de informar de la muerte de Miquel, de la cual se ha hecho eco Quim Masferrer, lamentando la pérdida con un emotivo mensaje en memoria del vecino de Tivissa:
Nos sumamos a las muestras de pésame. Descanse en paz.