Hacer el programa El Foraster, la versión original que se vió en TV3 de El paisano, supuso para su presentador, Quim Masferrer, una de las mejores experiencias profesionales y vitales de su vida. Ir arriba y abajo por tantos pueblos de Catalunya le ha servido al presentador para conocer los pueblos en cuestión, para conocerse un poco más a él mismo y sobre todo, para conocer a personas inolvidables que quedarán para siempre en su memoria.

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Muchos de ellos seguro que ahora forman parte de su círculo de amistades. Hombres y mujeres de todas partes con historias personales y con un talante que le provocaron una sonrisa a Masferrer cuando se topó con ellos y ellas y de rebote, al resto de espectadores que vieron alguno de los programas de El foraster. Pero hacer este programa tiene una contrapartida: les acabas cogiendo tanto cariño a sus protagonistas que cuando se tiene que lamentar alguna muerte, por mucho que sea ley de vida, se hace difícil de digerir.

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Le pasó con un vecino de Penelles, el inefable Joan Mata, más conocido como el "Tato". Este pequeño pueblo de 500 habitantes, situado en el sureste de la comarca de la Noguera, en Lleida, tiene una particularidad, casi tiene más grafitos que habitantes. Y uno de ellos tiene la cara, el sombrero y el cigarro de este entrañable vecino con quien charló Masferrer y que murió el pasado mes de septiembre a los 88 años. El mismo Masferrer le dedicaba unas sentidas palabras en saber la triste noticia:

Meses después, por Sant Esteve, TV3 emitió un El foraster muy especial. Después de cinco años arriba y abajo con su pick-up naranja por el territorio catalán, el equipo del programa volvía donde empezó todo, al pueblo que visitaron por primera vez. ¿Cuál? Benifallet, Baix Ebre, un pueblo de 771 habitantes. Y allí volvió para ver cómo había cambiado la vida durante este tiempo. El momento más emocionante del programa fue cuando se reencontró con una pareja de abuelos entrañables. La Cinta y el Miquelet, 80 y 88 años, un matrimonio que tenían una romántica costumbre: bailar de vez en cuando en el comedor de su casa, enamorados como el primer día, cada vez que ella ponía una cassette con la canción "Para que no me olvides".

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Después de cinco años, el Miquelet, ya con 93 años, no acababa de girar redondo de salud. Continuaban tan enamorados como el primer día, pero ya no podían bailar tanto como antes por su salud. Quim, más emocionado que nunca al reencontrarlos. Puedes ver el momento cliqueando en la foto a partir del minuto 10'28".

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Y ahora, cinco meses después de aquel reencuentro, lamentablemente, Miquelet acaba de morir. El mismo Quim Masferrer expresaba su sentido recuerdo con un tuit cargado de nostalgia y sentimiento:

Como dice la canción que tanto le gustaba a Miquelet,  "Para que no me olvides ni siquiera un momento y sigamos unidos los dos gracias a los recuerdos. Para que no me olvides y me dediques un pensamiento te llegaran mis cartas que  cada dia diran te quiero. Para que no me olvides y nuestro amor llegue a ser eterno, rompere las distancias y detendre para siempre el tiempo"... Descanse en paz.