Si hay alguien que ponga los pelos los de punta con sus hazañas deportivas extremas, ese es el catalán Kilian Jornet. Se tiene que ser de piedra para no sentir el vértigo, la adrenalina, el riesgo y la emoción de la conquista de la naturaleza más indómita. De piedra, sí, como las rocas, peñas, caminos escarpados e imposibles en la cima de las montañas que el sabadellense supera con maestría. Por más peligrosa que parezcan sus aventuras, verlo en acción parece un juego de niños, un paseo por un prado en una tarde del domingo. Evidentemente, nada más alejado de la realidad. Esta es, con todo el respeto, la última locura del especialista en carrera de montaña.
El vídeo ha dejado a medio Twitter cautivado y a punto del colapso. Es la magia de Jornet, capaz de dejar sin aliento a los espectadores que lo miran con ambos pies en el suelo y desde la comodidad de su casa. Una cosa parecida es la que le ha pasado a Quim Monzó, que al recuperarse del susto le ha hecho una 'advertencia' en nombre de la salud de todos: "deja estar las endorfinas. Primer aviso". Tendrá que gritar más fuerte, porque parece que Kilian les tiene mucha estima. Y están revolucionadas en tierra firme.
Gracias, sin embargo, a Kilian, hemos descubierto que tenemos algo en común con un genio como Monzó: sufrimos de vértigo.