Ahora que hace unas semanas que ya no podemos disfrutar del inmenso placer que era leer los artículos de opinión del gran Quim Monzó en La Vanguardia, una vez el escritor dijo que "colgaba las botas del articulismo", nos tenemos que conformar con ir leyendo sus comentarios maravillosos en redes, sobre cualquier cuestión o reflexión que comparte con sus seguidores. Por ejemplo, en 'X' o Instagram, donde de vez en cuando, nos regala alguna imagen impagable sobre algunas particularidades de algunos locales que ve, o pintadas en la calle o lo que sea susceptible de llamarle la atención. Por no hablar de algunas imágenes memorables que ha publicado, como esta foto maravillosa en un bar, hace dos años, cuando el estado de salud de la reina Isabel II hacía temer lo peor.

Una foto que lo tenía todo: Monzó, en uno de sus bares de cabecera, el Bar Lalan's de la Avinguda Mistral de Barcelona, cogiendo un gran crucifijo y cara de susto. Delante suyo, otro grande, el querido periodista deportivo Quique Guasch, vaso en la mano, móvil en la otra, sentado en la barra. A la derecha, un décimo de lotería de Navidad, en el fondo, un televisor con el Més 324 de Xavier Graset, y en un rincón, tres Mossos d'Esquadra en una mesa haciendo un break: "Aquí, rogando por la reina Isabel II en el bar irlandés de la esquina". Un cuadro delicioso lleno de detalles. Detalles que no tienen en todos los bares donde va, por desgracia. En sus preferidos, sí, pero últimamente se está encontrando demasiadas veces con una costumbre que le irrita.

quimo monzó acn
Quim Monzó ACN

Y es que en los tiempos que corren, a veces se hace difícil encontrar que te sirvan un café de los de toda la vida, con sabor, con la medida justa y con un sobrecito de azúcar (o los añorados terrones, que ya no se ven en ningún sitio). Ahora te encuentras todo tipo de cafés, de edulcorantes y de cucharillas, pero nada tan efectivo como la sencillez de siempre. Y precisamente de eso se queja Quim Monzó, que está harto de pedir cafés en diferentes bares y que no haya una cosa tan sencilla como azúcar blanco. Que si se recomienda más el azúcar moreno, que si la panela, que si miel... Pero él, y no es el único, echa de menos precisamente que no le pongan azúcar blanco. De hecho, su tono es de que ya está hasta el gorro: "Odio a muerte a los bares que no tienen azúcar blanco".

De entre las muchas respuestas, la de su buen amigo Jordi Basté, que se añade con un "Fuera el azúcar moreno de nuestras vidas"!.