El escritor Mario Vargas Llosa ha dejado de ser el presidente emérito del PEN Club. La sociedad de escritores consagrada a la defensa de la libertad de expresión está 'desolada'. No duermen por las noches. Qué hacía alguien como el escritor peruano en el PEN Club, es un misterio. Porque oyéndolo hablar, parece más propio del Le Pen Club. Descarga sus comentarios llenos de visceralidad hacia el procés a la mínima que puede. El autor de La verdad de las mentiras, sin embargo, miente más que habla.
La asociación en cuestión ha difundido un comunicado exigiendo la liberación "inmediata" de los presos. Y la pareja de Isabel Preysler ha corrido rápido a escribir una carta a la presidenta del PEN Club, en protesta por el comunicado "lleno de mentiras y calumnias que el PEN difundió en relación con el intento de golpe de estado de los independentistas catalanes del 6 y 7 de septiembre y el 1 de octubre del 2017". Para Vargas es una 'Losa' tener que soportar a los indepes, y para él, la libertad de expresión del club se tendría que centrar sólo en lo que él exprese.
Otro escritor le ha leído la cartilla. Quim Monzó. El autor de Mil cretinos, quizás pensará en hacer una reedición de su obra cambiando el título: Mil y un cretinos, con nombre y apellidos para este personaje extra. Monzó ha retratado a su 'colega' con un tuit que remite a un artículo sobre Vargas Llosa en el diario ecuatoriano 'El Universo': "leyéndolo se entienden muchas cosas sobre el individuo en cuestión".
Es un texto de noviembre del 2003 que recoge algunas barbaridades que dijo sobre el movimiento indígena en la América Latina. Vargas Llosa se llena la boca criticando el racismo y el supremacismo que según él caracterizan al nacionalismo catalán. Pues El Universo le recuerda que el peruano "dijo que había que combatir al movimiento indígena porque crea desorden social y constituye un peligro democrático. El escritor también dijo que el indigenismo es contrario al desarrollo y lo comparó con el nazismo y el fascismo. Es él quien está pensando en el siglo anterior y cree que los indígenas tenemos que continuar marginados".
No se queda aquí la cosa: "el movimiento indígena apela a los más bajos instintos, como la desconfianza hacia el distinto", dijo quien fue candidato a la presidencia de su país con el tripartito de derechas Frente Democrático. Ni indepes, ni indígenas. Parece que a Vargas Llosa se le indigesta todo lo que empiece por "in". Menos mal que "imbecilidad" empieza por "im".