Un fenómeno digno de estudio, en clave lingüística, son los muchos bares, restaurantes y locales que hay repartidos por Catalunya donde los clientes o trabajadores hacen comentarios peculiares sobre nuestra lengua, sobre la lengua catalana.
Recientemente, hemos visto dos ejemplos que vale la pena recordar. En la Diagonal de Barcelona, en una terraza, el actor Biel Duran alucinó cuando en la mesa de al lado oyó a un grupo de trabajadores de un gran centro comercial quejándose de que "un grupo de gente habla acaloradamente. Trabajan de cara al público, en unos grandes almacenes. Con sobreactuada indignación, se quejan de que, demasiado a menudo, se encuentran clientes que les hablan catalán".
También ha alucinado Peyu, esta vez, en un bar de Vic. Allí ha estado escuchando a dos chicas universitarias mientras estudiaban unos apuntes y al mismo tiempo, discutían sobre un examen de inglés que tienen que hacer: "No sé si aprobarán el examen pero la discusión la tienen en un catalán que no les tendría que haber permitido ni acceder a la universidad".
Y ahora, quien ha recordado una anécdota sensacional que también, curiosamente, tuvo lugar en un bar, ha sido Pilar Rahola. No le pasó a ella, sin embargo, sino a Quim Monzó, que se ha añadido a concretar qué pasó, vía redes. Vamos por partes. La escritora recupera un fragmento de una zona mixta postpartido con el exjugador del Español Leo Baptistao.
Resulta que el delantero había conseguido un gol en el último minuto para su equipo, y uno de los periodistas le pregunta, en forma de afirmación: "Gol in extremis, Leo". ¿Respuesta del brasileño?: "No entiendo el catalán". Ciertamente, palabras muy catalanas las tres... una anglosajona y las otras en latín. El periodista le hace la misma reflexión alargando la explicación y en castellano.
Rahola todavía ríe y recuerda una situación vivida por su excompañero en La Vanguardia, el gran Quim Monzó: "Este me recuerda lo que explicó una vez Quim Monzó. Pidió un "bloody Mary" en un local y el camarero le dijo, 'no entiendo catalán'. La respuesta: 'póngame un María sangrante'.... Sublime:
Al leerlo, el mismo Monzó recuerda que "Estuvo en un bar de la Diagonal" y que "La cosa fascinante es que, en la puerta, lo anunciaba: 'Bloody Mary'". A Rahola, esta anécdota nunca se le ha olvidado: "Lo he recordado siempre. Y, como ves Quim, continúa la misma estulticia".
Monzó añade más situaciones kafkianas como esta: "A finales de los 80, en un bar de la calle Santaló, me dirijo al camarero: 'Un frankfurt'. Me mira de mala hostia y me dice: 'Si me lo va en decir medio en catalán no le voy en entender'". Sensacional. Y Rahola, poniendo la guinda maravillosa: "Frankfurt" siempre ha sido una palabra muy nuestra. Catalunya profunda":
Rahola y Monzó. Dos genios de la lengua catalana. Maravillosos. ¡Perdón! Lo diremos en catalán, dedicado a los camareros en cuestión: "Wonderful".