Quim Monzó, aparte de ser uno de los mejores escritores y articulistas del país (cómo añoramos sus crónicas sobre lo que le sale del moño, ahora que ya hace un tiempo que ha dejado de publicarlas en los diarios) tiene dos pasiones que sus fans seguimos especialmente: una, su adoración por la buena manduca, por los restaurantes y locales que valen la pena y donde se encuentra como en casa. Por ejemplo, en su querido Bar Lalan's de la Avenida Mistral de Barcelona, uno de sus bares de cabecera, donde ha ido a menudo a degustar la majestuosa tortilla de patatas que hacen allí y donde hemos visto imágenes impagables como esta de hace un tiempo, con otro grande, Quique Guasch.

 

Un Monzó que, por otra parte, está hasta el gorro de ver y vivir según qué en muchos de estos establecimientos, y que cuando una cosa le toca las narices, no tiene ningún problema en verbalizarlo, sea por un tema del azúcar o de las peticiones de según qué restaurantes:

 

Otra de las cosas que más celebran los fans del escritor es que Quim es una persona que cuando va por la calle y ve alguna cosa que le llama la atención, algún cartel, letrero o imagen, la comparte con los seguidores en redes. Y de vez en cuando se ha topado con algún hallazgo que ha generado un alud de reacciones. Como ahora ¿Qué ha visto? El cartel de un anuncio de un restaurante del pasaje de Pere Calders de Barcelona, en el Eixample, un "Buffet libre a la carta" de un restaurante especializado en sushi, donde se especifican los precios tanto de mediodías de lunes a viernes, como las cenas de lunes a jueves, como las noches del viernes, festivos y fines de semana, así como los horarios. Pero es que aparte de los precios, de los horarios y de los días, un dato ha dejado alucinado a un Monzó a quien se ve reflejado en el cartel promocional de la calle. ¿Cuál? Una exigencia, una especificación, una imposición referida a los más pequeños, a los niños, de cara a que puedan disfrutar de la rebaja en el precio. Y es que los niños que vayan allí tienen que medir entre 100 y 130 centímetros. Y Monzó, socarrón, llega a la conclusión que "Si de altura el niño mide menos de un metro o más de 1,30, no tendrá derecho a comer":

'X'

Si son niños muy altos, a pagar como un adulto. Si son niños muy bajitos, a pagar como un adulto. Quizás si eres un adulto muy bajito, pagas como un niño... Misterios que te puedes encontrar yendo por Barcelona.