El rey Juan Carlos dijo que el 2 de junio dejaría los actos oficiales, justo cuando hacía cinco años de su abdicación en favor de su hijo Felipe. ¿Qué ha hecho el emérito desde entonces? Exactamente lo mismo que hacía antes de su retirada: ir con la infanta Elena a diferentes acontecimientos. Dile cenas, dile toros, o dile ir a ver Rafa Nadal a la final de Roland Garros.
El tenista balear juega su duodécima final en tierras francesas contra el austríaco Dominic Thiem y el monarca no se lo ha querido perder. Sombrero al canto, ella y su hija han asistido a una nueva final de Grand Slam para ver si el español se lleva nuevamente la copa de los mosqueteros. Posiblemente, en una época donde la imagen de la Corona está más en entredicho que nunca, Nadal aglutina mucho más el sentimiento patriótico de muchos españoles que no el rey. Por lo que dice, y también por lo que lleva encima.
Porque el tenista ha vuelto a lucir una especie de amuleto en su muñeca derecha. Una pieza imprescindible que no podía faltar en la final de Roland Garros. Un reloj de la firma Richard Mille que ya lo acompaña desde hace nueve años y que tiene una visible bandera española. Un modelo a prueba de golpes con los colores de la rojigualda que tiene su intrahistoria, tal y como informa Ok Diario. La marca se lo propuso y él puso como requisito que fuera ligero y que no le molestara ni en los entrenamientos ni en los partidos. ¿Quién lo acabó de convencer? El rey Juan Carlos. Coleccionista de relojes, con Richard Mille entre sus firmas de cabecera, hizo de consiglieri y le dijo a Nadal que no se lo pensara.
Nadal ganó aquel año, justo un año después de su primera derrota en la tierra parisina, y desde entonces el reloj le acompaña en cada uno de los partidos. Y este domingo, como no, no podía faltar en su muñeca ante la presencia del rey Juan Carlos.