El escenario de la política nos ha servido un capítulo aparentemente intranscendente, pero que explotará sí o sí dentro de dos meses. Llegaremos a septiembre sabiendo si tenemos 133.º president de la Generalitat de Catalunya, si el 130.º recupera su cargo, o si la ciudadanía tiene que volver a intentar romper el bloqueo en las urnas. El president del Parlament, Josep Rull, ha oficiado una sesión extraordinaria donde, constatado que no hay ninguna candidatura viable, ponía en marcha el reloj de dos meses por enmendar la situación. Una investidura fantasma y fallida. Ahora empieza el baile. "Tic-tac", que tan famoso ha hecho un popular presentador deportivo... y que ahora hace suyo, por un rato, la escritora Pilar Rahola.
Rahola analiza el escenario desde la óptica independentista y tiene claro por dónde tendría que ir la cosa para obtener la mayor de las recompensas: la unidad. Desde sus diferentes sensibilidades políticas, pero con un objetivo compartido que fortalece la causa y la lucha. El primer mensaje es clarísimo, no hay interpretación: "Por favor, señores de Junts, señores de ERC: dos meses dan para mucho si hay voluntad y hay interés en conseguir y un acuerdo. A ver si se leen de una vez claramente los mensajes que han enviado los ciudadanos catalanes en las elecciones, muy especialmente a ERC, pero también a Junts".
El diagnóstico es severo: "Los independentistas han dicho 'aquí estamos', pero estamos cansados y nos hemos quedado en casa una parte sustancial. Aquí estamos, pero no nos gusta la pelea, queremos la unidad. Aquí estamos, queremos que se defiendan los intereses de Catalunya, pero por encima de los intereses de los partidos. Aquí estamos, pero solo volveremos si hay una unidad real, cuando menos estratégica, cuando menos de objetivos. Para remar juntos en favor de los derechos nacionales catalanes". Y el reto, de ninguna manera menor: "En estos dos meses nos jugamos mucho. Nos jugamos la posibilidad de que un subalterno del estado español, que ha sido siempre un servil servidor de los intereses españoles, llamado Salvador Illa, pudiera llegar a la presidencia y con los votos, o con la abstención, de un partido independentista". Hace un parón en la figura del candidato socialista: "¿Qué progreso hay detrás de un hombre que ha estado a favor de la represión contra el independentismo, a favor de la represión el Primero de octubre, a favor de la aplicación del 155, que era el primero que llevaba las pancartas a la manifestación? ¿O no tenemos memoria? Este señor de progreso no tiene nada. El progreso es defender la autodeterminación y los intereses de un pueblo".
Rahola no se anda por las ramas: "Hagan un acto de madurez, de crítica, de catarsis, y consigan llegar a acuerdos. Nadie pide una unidad ficticia. Es evidente que no se puede hacer una especie de confederación de los dos partidos para salir adelante. Pero sí que puede haber gestos en la buena dirección. Y, haya o no haya investidura tras estos dos meses, que cuando menos haya el intento de una investidura al president Puigdemont, qué significaría decir a los ciudadanos de Catalunya que han entendido la lección". Remacha el clavo y remata: "Los independentistas están decepcionados. Estos dos meses son claves. O rehacen unidades en la medida en que se pueda, cuando menos estratégica, y se avanza hacia una investidura del president Puigdemont, o ganará nuevamente la fatiga, la decepción. El desánimo. No puede ganar Illa. Sería una subyugación. Y no puede ganar la apatía, porque hace falta que vayamos hacia posiciones de defensa unitaria de los intereses catalanes. Tic-tac. Junts. Esquerra. CUP. Tienen dos meses para conseguirlo".