El despido de Pilar Rahola del diario 'La Vanguardia', explicado en EN Blau ha sacudido el fin de semana. 14 años de carrera impecable acaban abruptamente por, como ha explicado la propia escritora y firme defensora del independentismo, por motivos ideológicos y políticos. Rahola no está en venta y no se arruga, "no he aceptado las peticiones de cambiar mis planteamientos, ni suavizarlos. No". Por lo tanto, 'LV' la echa. No hay ni que adjetivar la jugada, se define ella solita. Ahora bien, por inverosímil que parezca, una parte del independentismo al que nunca ha decepcionado se alegra del mal de Pilar. Inverosímil, increíble e indignante, cuando menos para una multitud de internautas que han leído lo que decía la diputada de la CUP, Eulàlia Reguant. La barcelonesa quiere más, y la echaría de TV3.
El tuit está haciendo arder la red, y la oleada de solidaridad con Rahola es abrumadora, así como las críticas a la posición de la cupaire. Independentistas de diferentes sensibilidades alucinan con esta manifestación de animadversión, que le hace el juego a los enemigos de la causa catalana, así como de la libertad de expresión. "Hacéis lo mismo que Ciudadanos" resume el sentir de muchos de los que han opinado. El estupor no es sólo de indepes "de base" o anónimos; también de grandes nombres de la izquierda independentista y con presencia mediática: Albano Dante Fachín. Fachín admite que se puede debatir sobre "la presencia de todos. Pero ver a gente aplaudiendo a Godó, a estas alturas...". Rahola le ha respondido, con referencia a Reguant: "El amor a la censura no es exclusivo de los reaccionarios. En las filas del progresismo, hay muchos aprendices de censores".
Rahola es imprescindible, allí donde esté. Y su voz, una garantía para que los atropellos al independentismo no queden sin respuesta.