Las últimas horas hemos asistido, y ya hemos perdido la cuenta, al enésimo ridículo de la justicia española y de las fuerzas represoras de un estado que calla como las ratas cuando ven a unos ultras fascistas manifestándose en Chueca con gritos homófobos y que celebra como si fuera fin de año la detención ilegal de un presidente de la Generalitat.

Las últimas horas han servido para constatar una vez más que a España no hay quien la gane a la hora de quedar en evidencia. Después de la detención de Carles Puigdemont en el aeropuerto de l'Alguer, en Cerdeña, y después de que la jueza del Tribunal de Apelaciones de Sassari lo pusiera en libertad, hay que dar repaso de algunos protagonistas grotescos en el último intento torpe por ver al president entre rejas.

El president Puigdemont, saliendo de la prisión de Italia

La prensa española desbocada ya se estaba frotando las manos, así como los partidos de derechas o dirigentes históricos del PSOE, como un Felipe González que parece más ultra que Aznar, por ver a Puigdemont entrando esposado en Soto del Real. Muchos ya estaban comprando billetes para ver en primera fila cómo llegaba Puigdemont a Barajas... Sin embargo, se la tendrán que envainar.

Y entre todos los demócratas que ya salivaban, un juez Pablo Llarena que vuelve a hacer un esperpento de su profesión, que vuelve a quedar retratado de mala manera.

El juez Pablo Llarena

Puigdemont, en libertad y sin medidas cautelares en L'Alguer después de ser detenido. El juez Pablo Llarena, instructor de la causa del proceso, visto con malos ojos por el resto de jueces de España, que harían bien en denunciar los tejemanejes de su colega de toga porque esta vez han pasado cosas muchos extrañas. Anomalías que hacen pensar en la actuación del magistrado.

Pilar Rahola, en su imprescindible Palabra de Rahola de este viernes, ya le dedicaba una bofetada a Llarena y a algún otro: "El País, El Mundo o la SER. No parais de perder: medios afines, Llarena, Marchena. Ningún tribunal les da la razón. hemos ganado una batalla y las ganaremos todas. España vive en una inseguridad jurídica brutal, no se comporta ante el máximo ente judicial europeo, el TJUE. Mienten diciendo que las euroórdenes no están activadas. Llarena mintiendo al tribunal. Es una vergüenza tan grande, la mayor y llevamuchas. Tienen sed de venganza y hacen disparates".

Pilar Rahola / YouTube

La escritora, sin embargo, sabe que una imagen vale más que mil palabras. Y la que le ha dedicado horas después al juez, es de las que hacen época. Una galleta con la mano abierta. Y en este caso, exactamente eso. Porque Rahola ha colgado una imagen brutal en las redes sociales donde se ve la cara de Llarena con la mejilla marcada. Una marca que le ha dejado la enésima bofetada del independentismo a la justicia española. Pero para acabar de redondearlo, una guinda del pastel en forma de dos sencillas palabras que acompañan la imagen. Sólo le ha bastado que poner "una más". Sublime:

"España no pierde nunca las oportunidades de hacer el ridículo", dijo ayer Puigdemont al salir en libertad. La marca España... Para marcas, la que tiene Llarena en su cara desde hace unas horas...