Seguro que los que ya tienen una edad recordarán que hace unos años, media España se volvía loca con un programa esperpéntico donde los vecinos de pueblos como Villarriba competían contra los de Villabajo con pruebas inclasificables donde la estrella era una vaquilla. Hablamos de Grand Prix. Un poco antes, también hizo fortuna entre el público de TVE el programa Qué apostamos, donde el momento del clímax final era una ducha de agua fría, a la que, por ejemplo, se sometió Ana Obregón.
Por no hablar de las campanadas en la televisión pública española desde la Puerta del Sol, donde el presentador iba cantando emocionado los cuartos y las doce campanadas vestido con una capa del siglo pasado. En los tres programas, el denominador común era el presentador, Ramón García, un hombre que cumplía a la perfección aquello de que todas las madres de España lo querían como yerno.
De un tiempo a esta parte, el de Bilbao fue desapareciendo de la primera línea con respecto a las televisiones de ámbito estatal, y ahora, a los 59 años, aparece notablemente cambiado, pero sigue haciendo programas donde su público es, principalmente, el que ya tiene una edad.
Actualmente presenta el programa En compañía en la televisión de Castilla la Mancha, un espacio donde, de vez en cuando como hacen en El Hormigero, llaman a gente del país que no lo sabe, al azar, pero en vez de regalarle una tarjeta cargada de dinero ("¿Sabe usted qué es lo que quiero? La tarjeta del Hormiguero"), allí no tienen tanto presupuesto y los premios son jamones.
Y claro está, en estas situaciones, pasa lo que pasa, que a veces coges a la gente de manera inesperada y que lo único en que está pensando es en responder al teléfono y creerse que está saliendo su voz en directo, para recibir un jamón.
A veces, García se ha encontrado con señoras que iban a funerales, otras, con hombres que estaban echando la siesta y responden de mala gaita, pero nunca hasta ahora habíamos visto al presentador tan sulfurado como hasta ahora, por una respuesta de un espectador.
De hecho, podríamos decir que García perdió los papeles de mala manera, con una respuesta totalmente fuera de lugar. Porque hay personas que, aunque le pese, ni miran la televisión, ni mucho menos, miran su programa, e incluso, hay quien considera que no vale la pena perder ni un segundo mirando lo que hacen los diferentes canales.
Este lunes, el presentador y su compañera Gloria Santoro han llamado a un hombre que estaba en el trabajo. Ramonchu, sin embargo, le habla con su característica alegría: “Hola buenas tardes, disculpa que te moleste. Soy Ramón García, te llamo del programa de televisión ‘En compañía’ de Castilla La Mancha-Media y te presento a mi compañera Gloria Santoro. ¿Qué tal está?”.
La primera respuesta, sorprendente: “Ni tú eres Ramón García ni la otra es tal pero bueno”. Risas nerviosas en los presentadores y en el público. “Pues fíjate que a mí me gustaría decirte que somos otros por tener otra personalidad pero somos el auténtico Ramón y la auténtica Gloria”, dice ella. García intentando que el hombre ponga la tele para comprobarlo: “Si pones la tele nos verás”.
El hombre, de Tinajas, Cuenca, erre que erre: "Bueno si, yo estoy en el trabajo oye. Yo no veo la tele". Los dos presentadores se dan por vencidos. Cuelgan. Pero después, García ha desbarrado al decir eso, ofendido porque el hombre hubiera osado decir que no ve la tele: “A mi la gente esta que dice yo no veo la tele con desprecio me da un coraje. Yo no veo la tele como si lo que hiciesemos aquí fuese una mierda, pues igual la mierda la hace usted caballero. Un poquito de educación, que menos, que aquí vive y trabaja mucha gente de esto. Y encima hacemos un programa que ayuda a los demás. Yo no sé en que trabaja usted ni me interesa”.
El enfado de #Ramonchu #RamonGarcia ante la respuesta de un oyente al decir con desprecio "YO NO VEO LA TELE" #Momentazo #Television pic.twitter.com/zAu2EUD4DV
— TVMASPI (@sebas_maspons) October 18, 2021
Al que no le interesa nada Ramón García y lo que haga en la tele, es a este vecino de Tinajas.