'Viva la vida' se ha hecho eco de una noticia de última hora. Se han trasladado hasta el centro hospitalario de Puerta del Hierro para explicar un nuevo ingreso de Raquel Mosquera "tras sufrir una grave crisis, quizás de las más grandes, como nos han llegado a decir", decía la reportera.
Raquel Mosquera, viuda de Pedro Carrasco y madrastra de Rocíito, ha sido ingresada, a causa de su segundo brote psicótico desde que se estrenó el documental 'Rocío, contar la verdad para seguir viva'. En la anterior ocasión estuvo 13 días ingresada.
Aparte de la enfermedad y el disgusto de ver el nombre de su exmarido muerto manchado por la hija en la TV, se dice que la peluquera arrastra problemas económicos.
No es la primera vez que Raquel Mosquera sufre un brote psicótico. La madrileña, que sufre un trastorno bipolar desde el año 2006, ha tenido que ser ingresada en varias ocasiones a causa de su enfermedad. Su primer episodio tuvo lugar cinco años después de la muerte de Pedro Carrasco.
El conflicto entre hija y madrastra estalló con las declaraciones de Rociíto en Telecinco: "Todo lo que se ha explicado sobre aquella reunión, por parte de la que fue su mujer, es mentira". Así de contundente empezó Rocío Carrasco recordando el último momento que compartió con su padre, en enero del 2001, con la presencia de su marido a Fidel Albiac y Raquel Mosquera. "Mi padre no dijo nunca en la vida "a a esta hija de puta no vuelvo a verla", ni tampoco se fue con el haciendo eses, ni dando golpes de volante, porque había tenido una conversación subida de tono conmigo, añadió.
Acto seguido, soltó la bomba: "A mi padre se fue haciendo eses por otras circunstancias que Raquel Mosquera conoce muy bien y yo también. Le quedará a ella en su mente". Unas palabras con las que, de manera muy sutil, y sin decirlo explícitamente, Carrasco insinúa que Mosquera daba una mala vida a su padre, a base de agua con misterio entre otras cosas.
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Qué es un brote psicótico?
Se trata de una «ruptura de la realidad en forma temporal. Durante el período que esto ocurre, la persona que lo sufre no distingue si lo que sucede es real o ficticio. Imágenes o pensamientos se cruzan en su mente como si se tratara de un episodio auténtico y real, distorsionando así la realidad en la que se encuentra. Es un estado de desorganización psíquica que puede durar días e incluso semanas o meses y que altera completamente la vida de la persona que lo sufre y de quienes lo rodean.