Raquel Sánchez Silva ha encontrado una estabilidad profesional por la que pocos hubieran apostado hace algunos años. El caso de la muerte de su marido, el cámara italiano Mario Biondo, fue, o todavía es, lo suficientemente tenebroso, turbio y extraño como para deducir que afectaría a su carrera. Mientras que la investigación sobre Biondo está cerrada en la justicia española, los familiares del siciliano no aceptan que fuera un suicidio y argumentan otras teorías, llegando a los tribunales del país transalpino. Asesinato, deudas por droga, la española salpicada con sospechas...
Silva, una vez pasada la sacudida inicial, se fue reponiendo. Cierto que de forma precipitada: volvió a Telecinco, al programa de Ana Rosa Quintana, e hizo publicidad de un producto mientras se hablaba de su drama. No dio la mejor imagen, la verdad. Tampoco con una entrevista en 'El Mundo' que parecía una tomadura de pelo. Ya estaba en TVE, con aquel programa que sustituyó al de Javier Cárdenas. 'Lo Siguiente' fue un fiasco, a pesar de que daba menos quebraderos de cabeza que el de su predecesor, aunque también lo cancelaron. En todo caso, continuaba adelante con la única apuesta que sí ha funcionado, el talent 'Maestros de la Costura'. Un primo de 'Masterchef' que pronto empezará a grabar la quinta temporada. ¿Y qué hace mientras llega este momento? Pues dar un saltito a la competencia (fue a 'El Desafío', de Antena 3), hacer deporte de forma exigente y ahora, marcharse de vacaciones de verano.
La madrileña ha escogido el Mediterráneo para disfrutar del sol, el mar y la playa, y sobre todo para desconectar. Del ruido mediático y los comentarios, que todavía la rodean, y del trabajo, claro. Bueno, tenemos que añadir un tercer elemento: que su cuerpo descanse después de machacar-lo con sesiones de 'BalletFit', una variante pionera de la que es seguidora y que ha esculpido sus músculos de forma muy notable. No será disciplina olímpica, pero podría competir en los Juegos de Tokio sin problemas. Desde su lugar de descanso, ha compartido esta foto en la que anuncia que, durante unas semanas, sólo toca relajarse, sin exigirse. Ahora bien, en agosto, toque de corneta.
Quiere volver al programa de diseñadores sana y fuerte. Y eso quiere decir volver a las clases y a las rutinas, junto con su grupo de amigas y colegas de actividad física: entre ellas, bailarinas profesionales del grupo de danza de Víctor Ullate. Una muestra de la exigencia de esta modalidad, que se traduce en una explosión de la musculatura y, evidentemente, una silueta sin una pizca de grasa. En plenísima forma, vaya. Y ella, feliz.
Mens sana in corpore sano. Si hacemos caso de la máxima, Silva ha dejado sus problemas muy atrás. Ya era hora, la verdad.