Raquel Sánchez Silva está on fire. La expresentadora de 'Supervivientes' acaba de desvelar sus próximos dos proyectos: estrenará 'El Conquistador' en TVE en otoño, una versión del reality de aventuras que triunfa en Euskal Telebista, y hace muy poco que Netflix ha puesto en circulación un curioso dating show, 'Falso Amor'. La novedad es la entrada en juego de la inteligencia artificial y los deep-fakes, tan protagonistas como la parte más clásica del género: los humanos que se morrean entre ellos, y más cosas, durante cada entrega. Las apariencias engañan, en este caso por la tecnología. Pero engañan en todos los sentidos.
No es lo único formato que la plataforma audiovisual ha dedicado a la de Cáceres, no. Tiene otro, pero la titularidad no es suya. Se trata de una docuserie sobre un tema doloroso y polémico. También morboso. La muerte de su marido, el operador de cámara italiano Mario Biondo, ha estado rodeada de misterios y sospechas desde el 30 de mayo de 2013. Suicidio, prácticas sexuales peligrosas, drogas, asesinato... Las versiones difieren entre la justicia española y la viuda, por un lado, y la que sostiene a la familia siciliana del finado. Estos han continuado su lucha desde el mismo día de su desaparición, y la guerra contra Raquel es total. Netflix dice que el 3 de agosto ofrecerá "10 años de investigaciones, más de 200 horas de grabación y un caso que ha dado la vuelta al mundo" en 'Las últimas horas de Mario Biondo'. Suena bien, suena profundo. Pero tiene trampa. Como el deep-fake. 'Falso documental'.
La credibilidad de 'Las últimas horas con Mario' de Netflix, tocada por la sombra de Raquel Sánchez Silva
Buena parte de aquellos que han visto el anuncio de la plataforma han pensado equivocadamente que Netflix le había hecho una jugada sucia a Raquel: te ficho, pero también exploto tus miserias. No parece que sea así, es más, la protegen. El documental se vanagloria de una neutralidad que ha quedado tocada de muerte, como explicaba el periodista Andrés Guerra hace unas semanas. Detrás de este producto estaría Sánchez Silva, sería su versión. O mejor dicho, una controlada meticulosamente, si no manipulada. El exmánager de la televisiva, que lo era antes y durante la desaparición de Biondo, ha formado parte y ha tenido acceso a documentación muy sensible sobre el caso. Al enterarse de su participación, el exmosso de esquadra y perito judicial Óscar Tarruella y la familia de Mario abandonaron el proyecto, exigiendo retirar su parte ya grabada. Sin embargo, el proceso salió adelante y, oh sorpresa: todo se anuncia a la vez. Presentadora y documental. Jugada maestra.
La familia del difunto marido de Sánchez Silva se desvinculó del proyecto
Si esta serie intenta blanquear a Sánchez Silva, que siempre se ha mostrado reticente a reabrir el caso en España, se sabrá con facilidad. En todo caso, no cambiará la opinión de una familia que no ha levantado cabeza desde hace 10 años. La madre, Santina, odia profundamente a la española. Y asegura tener motivos, por eso ha llevado el caso a la justicia italiana. "Estoy convencida de que esa mujer no quería a mi hijo. Nunca la vi llorar por mi hijo. Los magistrados españoles deberían investigar a la gente que falseó sus declaraciones. Incluso Raquel tuvo un comportamiento reticente cuando fue a declarar. ¿Por qué calla? ¿Qué quiere ocultar? Fue un asesinato y no un suicidio. A Mario le cerraron la boca porque sabía demasiadas cosas sobre gente muy poderosa. Y le mataron..." Suena a conspiración de película de suspense y terror, pero también es cierto que imágenes como la de Sánchez Silva agradeciendo los mensajes de pésame haciendo una mención publicitaria con Ana Rosa Quintana también daba miedo. Empate.
Raquel puede desnivelar la balanza de la opinión pública, Netflix se lo ha puesto en bandeja. Veremos si lo consigue o reabre las heridas.