Si la TV es una droga para los que la consumen y para los que la hacen, Sálvame sería cocaína. Nunca había durado tanto un programa del corazón, diario y de fin de semana, de día y de noche, con diferentes presentadores, colaboradores que van y vuelven, que no para por vacaciones... y sigue en Telecinco. Desengancharse cuesta, y los que lo dirigen participan como un engranaje más. Algunos exdirectores, como Carlota Corredera, acaban de presentadores, otros como el catalán David Valldeperas cambian de cadena para presentar otro proyecto de la productora La Fábrica de la Tele (Aquí hay madroño,Telemadrid) y Raúl Prieto es uno de los directores de Sálvame que lo ha podido abandonar. Según publica Mila Ximénez a su blog de Lecturas, por amor.
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Su pareja desde hace años es el arquitecto de los famosos Joaquín Torres. No han escondido nunca su relación y acostumbran a ir a las fiestas de la mano. Torres, de 48 años, está divorciado de su mujer con quien tiene dos hijos. Empezó a hacerse célebre diseñando las casas de los VIPS y acabó de tertuliano de Sálvame en una sección de casas de celebrities. Al final, entre el director y el colaborador surgió el amor. Y hace años que salen. En Blau los pudo ver paseando hace algunos veranos por una localidad de la Costa Brava, donde pasaban desapercibidos. Ahora su compañera de Sálvame Mila da máss detalles de la relación de amor maduro gay.
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Escribe Mila Ximénez: "Jamás he conocido anfitriones tan exquisitos como él y Joaquín. Cuando te abren la puerta de su casa, te ves envuelta en magia desde que entras. Disfruto viéndo feliz a Raúl Prieto. Mi amigo ha sabido salvar su vida privada por encima de todo. Y eso me hace admirarle". Hace tiempo que no dirige Sálvame y su amiga íntima deja entrever que lo ha dejado para dedicarse a su pareja, un arquitecto de éxito, rico y famoso. Raúl Prieto, sevillano de 42 años, ha encontrado su media naranja en un arquitecto amante de las líneas rectas que sorprendió a la alta sociedad madrileña con una relación con otro hombre.
En sus redes sociales abundan imágenes de viajes paradisiacos en pareja a lugares ocultos del Planeta. Entre pelearse cada día entre gritos de Matamoros y Chelo y relajarse dentro de una piscina infinita, Prieto aprieta hacia el lado bueno de la vida.