El Barça-Madrid de este fin de semana en el Camp Nou era especial por muchas razones. Al margen del revuelo del Barçagate, de la persecución indigna contra la entidad catalana y de la lucha por el campeonato de Liga, había otra protagonista. De hecho eran dos: Rosalia y su camiseta azulgrana especial. Un éxito total a pesar de su precio prohibitivo: se agotaron las existencias en un abrir y cerrar de ojos. Da la impresión de que el valor de esta elástica se ha disparado después del duelo: resulta que ha sido talismán. El Barça, con la artista estampada en el pecho, ha vuelto a ganar al máximo rival en casa. Que le hagan un hueco en el museo, porque esto es similar a ganar una copa. Y de las grandes.
Rosalia exhibió barcelonismo con la presentación de la camiseta impulsada por su patrocinador, Spotify. Se inmortalizó con ella en un balcón de un piso de lujo del Eixample de Barcelona, en la fastuosa Casa Burés. La cantante ha seguido con mucho interés el clásico, demostrando que es una culé de cabo a rabo. Llegó a hacer una versión del Cant del Barça en versión Motomami, un nuevo hit que no saldrá en las listas de superventas, pero que ha dado la vuelta al mundo. La de Sant Esteve Sesrovires ha acabado el domingo como tantos otros barcelonistas, mirando el partido por televisión. Lo hacía en buena compañía, con su hermana Pilar, las dos con la camiseta puesta. No estaban los novios respectivos: ni Diego Ibáñez, el chico de Daikiry, ni el cantante Rauw Alejandro, pareja de Rosalia. Rauw, eso sí, no faltó a la cita con la pantalla.
𝐌💙𝐓❤️𝐌𝐀𝐌𝐈
— FC Barcelona (@FCBarcelona_cat) March 19, 2023
A punt per #ElClàssic
🔥 @Spotify @Rosalia pic.twitter.com/pmQgljMTKI
Rauw Alejandro y Rosalia, separados por el fútbol: él merengue, ella culé
Rosalia y Rauw mantienen viva la llama del amor. Se complementan a las mil maravillas, el éxito de uno es el éxito del otro, da gusto. Además el tipo también habla catalán , va haciendo progresos, quiere a Catalunya. Ahora bien, en esta vida nadie es perfecto. El de Puerto Rico tiene muchas virtudes pero un pequeño defecto: es seguidor del Real Madrid. Antes de continuar, eso sí, que sepan que lo decimos todo el respeto y la simpatía del mundo, cada uno es del equipo que le salga de las narices. Pero como un Barça-Madrid multiplica la pasión a la máxima expresión nos atrevemos a señalar la devoción merengue como una mancha en su haber. Rauw vio el partido a muchos kilómetros de distancia de su amada, sí, pero estaban conectados. Tenía ganas de marcha, vistiendo la camiseta del Madrid como contrapunto a su pareja. Y cuando en el minuto 9 los visitantes marcaron el primer gol con un golpe de suerte marca de la casa quiso desafiarla. "Se está poniendo interesante, baby, pa' que sepas. Pase lo que pase que sepas que... te amo. No importa. Pero... hay guerra hoy".
El gol de Kessié, doble desencanto para el novio de Rosalia. Palma y le tocará pagar
Rauw lanzó las campanas al vuelo, però no se levantaron ni un palmo del suelo. Y le salió mal la jugada. Con el empate de Sergi Roberto en las postrimerías de la primera parte el gesto empezaba a cambiar. Parece ser que hubo una conversación entre los amantes y una apuesta por medio: a quien pierda, paga. ¿Y qué paga? Pues hacerse cargo de los trabajos domésticos en exclusividad durante todo un mes. Una penitencia a la altura. Podrían haber quedado empatados, pero el Presidente Kessié desniveló la balanza en el 93'. Rauw palmaba, "fuck. Me toca mapear, barrer y fregar toa la casa miedo un mes". Si lo hará con la camiseta culé o la blanca es un misterio. Por eso le hacemos una petición a Rosi: queremos fotos.
Rosalia siempre en nuestro equipo. El equipo ganador, claro. ¡Y que dure!