La Revuelta ya es como El hormiguero, por audiencia, por repercusión, por antigüedad (viene de años de hacerse a Movistar) y ahora también por la polémica post-programa de los invitados incómodos. Pablo Motos ha tenido muchos problemas, desde no aceptar las críticas al sesgo de ultraderecha o a presionar a las productoras para tener el invitado primero. Facu Díaz lo dijo claro: "Motos pide cuentas y hace llamadas. Él que censura chistes, llama para presionar a cómicos que quiten chistes sobre él". Una manera de hacer un tanto despótica típica de los divos que hacen programas líderes por la noche, de Pepe Navarro a Xavier Sardà. David Broncano en 2 meses de programa ya tiene el primer invitado incómodo: el catalán Jordi Mollà. El actor pasó el sofà sin entender demasiado dónde estaba, no entrando nunca al juego de Broncano, flirteando con una chica del público de manera chapucera y aparentando ser una estrellita, ausente o ebrio. Una especie de Johnny Depp de Mercadona. Ahora le han preguntado por aquella inexplicada actitud.
En una entrevista en El Mundo Jordi Mollà culpa de su desconexión y poca complicidad en el programa más buscado de la TV directamente a la productora catalana de La Revuelta, El Terrat y pasa unas cuentas pendientes absurdas con Andreu Buenafuente, que no es ni el propietario de la productora, solo un responsable creativo. Dice que se conocieron en TV3 hace 30 años. Pregunta: "Fuiste hace poco en La Revuelta y tú actitud generó mucho revuelo...". Jordi Mollà se hace el sordo: "¿Qué pasó"?. Repregunta: "Fue una entrevista extraña, parecía que estabas en cualquier sitio menos allí..." Jordi Mollà se saca la culpa de encima: "No, yo estaba bien". Repregunta: "¿Simplemente no entraste en el juego"?. Y entonces Mollà dice la verdad, que boicoteó el programa a conciencia: "Claro que no entré en el juego, ¿no puedo? No quiero porque es muy peligroso, te metes en arenas movedizas y a la mínima te meten en un jardín. A Broncano lo conozco desde hace mucho tiempo y a Buenafuente desde que yo tenía 19 años, que coincidimos en maquillaje, en TV3, cuando ninguno de los dos era nadie. Todos estos chicos están conectados entre sí por 'El Terrat' y yo sé perfectamente lo que hacen y lo que quieren. Así que no entré en el juego porque lo último que quiero es un lío, por favor. Tengo mucho que hacer en la vida como para perder tiempo por buscarme un lío"
Broncano, a diferencia de Motos, pudo sacar oro de un invitado hostil, gracias en buena parte al hecho de que el programa es una locura que convierte a un invitado que parece fumado en un elemento más de guion. Pero quedaba claro que allí pasaba alguna cosa, que cuando todo el mundo mata por ir a La Revuelta y dejarse envolver en la telaraña surrealista de Broincano, Mollà fue con cautela y sin ganas. Y ahora en El Mundo ha explicado por qué: no se fiaba de dónde quería llevarlo Broncano y Buenafuente como productor, porque, dice, "yo ya sé lo que quieren, buscarme líos". Si saber cuánto dinero tiene en el banco o cuántos coitos ha practicado los últimos 30 días le parece un lío que vaya a las hormigas a hacer tertulias contra Sánchez.